«La biblia de una empresa socialmente responsable», Raúl Sánchez #frentealespejo

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Nadie se ofenderá si tomo prestados los famosos 10 mandamientos de la religión católica, y parafraseándolos con respeto, gloso otros tantos principios que ha de recoger, a mi entender, un buen código deontológico y de conducta; la “biblia” de una empresa socialmente responsable.

Para el primero al último de quienes componen una empresa; del más alto directivo –quien ha de dar ejemplo– al más reciente y sencillo de sus empleados, cumplir con estos principios tiene un doble valor: la satisfacción íntima de estar obrando correctamente y el orgullo personal de pertenencia a un grupo que merece realmente la pena pues cuida sus valores en estos tiempos en los que parece –ojo, y escribo sólo ‘parece’– que vale todo.

1. Amarás la ley sobre todas las cosas.
Los empleados de la compañía no sólo cumplirán en todo momento la legislación vigente, sino que aceptan una serie de normas y pautas con las que sentirse arropados e identificados.

2. No tomarás la integridad en vano.
Cualquiera que trabaje en la empresa comunicará a su superior inmediato todo comportamiento que crea inadecuado –sabiendo que está a salvo de represalias– con el fin de que se le ponga solución.

3. Santificarás la reputación corporativa.
Por lo tanto se deben evitar los conflictos de intereses que la pongan en peligro. Y en caso de verse superados, los empleados lo pondrán en conocimiento de sus superiores a fin de resolver la situación de forma justa y transparente.

4. Respetarás los intereses de la compañía y evitarás la competencia desleal.
Ningún empleado de la compañía puede competir con ella, o aprovecharse de las oportunidades comerciales que se le presenten durante el desempeño de su labor profesional en nombre de la misma.

5. No emplearás información confidencial.
Lo mismo que la empresa valora y protege su saber hacer, su información confidencial, respeta la de terceros y no hace uso de ella más que durante el tiempo que dure su relación.

6. No tomarás parte en actos soborno y corrupción.
Sea de forma directa o a través de intermediarios, los empleados nunca deben ofrecer ni prometer un favor personal, financiero de otro tipo a fin de conseguir un negocio. Ni por supuesto aceptar dicha ventaja a cambio de un trato preferencial. Y como se dice de la mujer del César: abstenerse de conductas que pudieran dar lugar a sospechas.

7. No defraudarás.
La compañía solicita de quienes trabajan en ella honestidad y respeto: que nunca se vean envueltos en una actividad fraudulenta o cualquier otra conducta deshonrosa que involucre su buen nombre o el del cliente, más allá de sanciones disciplinarias e incluso acciones penales.

8. No darás una falsa idea de cuidar el medio ambiente.
La empresa –y quienes en ella trabajan a diario– minimizan el impacto ambiental de sus actuaciones, aplicando medidas preventivas, compensando los efectos negativos de las mismas y buscando nuevas alternativas respetuosas con el entorno, que contribuyan a la conservación de la biodiversidad.

9. No consentirás el nepotismo, ni los favores que te beneficien.
Las contrataciones y los nombramientos se harán en base a calificaciones, desempeño, competencias y experiencia, sin relación de dependencia laboral directa o indirecta entre el empleado y su familiar o pareja. Del mismo modo, nadie en la empresa se dejará influenciar mediante la recepción de favores, ni intentará influenciar a terceros de forma inadecuada.

10. No permitirás el acoso o la discriminación.
En la empresa se respeta la dignidad personal, la intimidad y las creencias personales de cada empleado, y no se trata a nadie de forma diferente por su origen, nacionalidad, religión, raza, género, edad u orientación sexual.

Creo que no cabe mayor honestidad corporativa que cumplir y hacer cumplir este decálogo de principios por parte de cada miembro de la organización.


Raúl Sánchez Espeja, socio-director de Centro Multiprofesional.