«Antes, cualquiera montaba una empresa; ahora, te examinas a diario», Juan Carlos Maté #frentealespejo

frentealespejo-juan-carlos-mate

Cuando pienso en lo que realmente nos convierte en una empresa diferente –estas cosas se hacen, pero uno no piensa conscientemente en ello hasta que se sienta delante del teclado– me preocupo.

Tranquilos, no me refiero a la inquietud insistente de quien le da vueltas a un posible peligro. Digo que eso es precisamente lo que nos hace una empresa con principios: que nos preocupamos, que nos importan los trabajadores, los proveedores… y sobre todo nuestros clientes.

«En el mundo de la empresa no vale todo por ganar dinero o cuota de mercado»

Me lo habréis oído decir mil y una veces –me voy haciendo mayor, y en esto sí que no somos diferentes… ninguno–, pero en el mundo de la empresa no vale todo por ganar dinero o cuota de mercado. Hay que ser honestos y serios con los compromisos adquiridos. Y responsables y respetuosos, pero no sólo con la ley, sino con su espíritu; más allá del simple “postureo” tan de los tiempos que corren, en los que algunos se autojustifican con un miserable «es que era legal». Puede ser, pero… ¿era ético?

Por eso, cuando hago un ejercicio de imaginación, y pienso en Caralin Group en la próxima década, o en los años 30 de este siglo, me acuerdo de mi admirado Diego Simeone: nosotros creemos en el paso a paso. Por eso vamos a cumplir 10 años, y vemos que será un crecimiento comprometido con nuestra forma de trabajar.

«Seguimos siendo humildes, y aprendemos día a día de los demás, de los mejores»

No somos de milagros; creemos en la calidad y en la respuesta profesional. Por eso seguiremos creciendo; porque seguimos siendo humildes, y aprendemos día a día de los demás, de los mejores. Continuamos formándonos, proseguimos trabajando con más ilusión, si cabe, y creemos que tarde o temprano quien lo hace mal, lo paga, y deja nuevas oportunidades para los demás. Los serios.

En lo que llevamos de siglo, el negocio de los servicios integrales ha vivido una indudable evolución. Hace una década, el menos capaz montaba un negocio y, mal que bien, aunque fuese a trompicones, salía adelante. Ahora, esto es más serio: te examinas cada día, y un error te puede llevar a perderlo todo, incluso tu patrimonio.

Y es que para ser empresario –qué pena que el corrector ortográfico me obligue a escribirlo con ‘e’ minúscula– no puedes bajar jamás la guardia. Hoy ganas y mañana puedes perder; si te relajas lo más mínimo, el contrario te adelanta y te come. Por fortuna, nosotros seguimos en vanguardia.

Y si de nuestro primer lema, «Queremos ser tu empresa», al actual, «We get what you need» han transcurrido ya casi 10 años, puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que para nadie de este equipo ha sido un trayecto largo o tedioso. Por el contrario, ha sido un tiempo plagado de desafíos que hemos sabido convertir en éxitos para nuestros clientes.