«Mejor hijos que sean buenos en lo que decidan, que mediocres en lo que les obliguemos», Felipe Hita #frentealespejo

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Estamos viviendo una época totalmente digitalizada, y me parece que cada vez utilizamos menos la cabeza. El teléfono móvil piensa por nosotros; adónde vas, lo que quieres hacer, la dieta a seguir, las tareas que debes realizar, los ‘whatsapps’, las redes sociales…

¡La cantidad de tiempo que pierde uno para estar con la familia por enredar con el móvil o la ‘tablet’! He visto mesas en restaurantes con 4 y 5 personas, probablemente padres, abuelos e hijos, y estar todos mirando al móvil… y a la pobre abuela nadie le hacía caso.

Creo que la tecnología es importante, pero hay que saber dosificarla. Y para eso hay actividades que, si se hacen en familia, pueden aportar muchas horas de conversación y entretenimiento. Déjenme que les hable de mi favorita: el karate.

Y no lo digo porque, en su momento, obtuviese muchas medallas internacionales, entre ellas un Campeonato del Mundo, o de Europa, etcétera. Lo importante es que mis hijos, tanto el mayor, de 36 años, como el pequeño, de 9, Felipe y Paolo respectivamente, han visto en mí un ejemplo y han seguido mis pasos: Felipe ha logrado varias medallas internacionales, y nada menos que 15 Campeonatos de España, y Paolo, siendo aún un crío, ya ha sido campeón de la Liga Nacional en 2017.

«La tecnología es importante, pero debe dosificarse; hay actividades que aportan horas de entretenimiento, hechas en familia»

Esto se debe a que les gusta la competición. Pero tengo entre mis alumnos familias en las que todos sus miembros practican karate: madre, padre e hijas/os, y numerosos practicantes que son madres e hijos o padres e hijos.

Y esto es estupendo, porque les da la oportunidad de conversar, de hablar sobre un tema que todos conocen, todos pueden opinar y les proporciona horas de entretenimiento alejados de esos aparatos que tanto individualismo están creando, y tanto aislamiento –casi sin darnos cuenta– crean, a pesar de que pudiese parecer justo lo contrario.

Las sagas de deportistas no siempre salen como algunos desearían, e incluso pueden llegar a crear algún que otro trauma en los hijos, cuando no consiguen superar a sus padres; y no por competir contra él, sino simplemente por no llegar hasta donde llegaron sus antecesores, o por no decepcionar a su madres o a su padres.

Sabemos que esto ha pasado con muchos futbolistas, cuyos hijos no han sido ni la sombra de lo que fueron sus padres. Una circunstancia que acontece por diversas razones, pero sobre todo porque el que inicia el camino casi siempre tiene que luchar más, puesto que lo hace desde cero. Y eso –lo sé por experiencia– te hace más fuerte y más luchador; mientras que los hijos se encuentran ciertas puertas abiertas, y su lucha –sin ser pequeña, ojo, que en los campeonatos nadie regala nada– requiera menor esfuerzo en ese aspecto.

Por eso, puede ser peligroso el empeñarse en que los hijos sigan nuestro camino: abogados, deportistas, arquitectos…

Creo que a los hijos se les debe dar una orientación, pero es preferible que sean buenos en lo que decidan ellos, que mediocres en lo que les obliguemos nosotros.

«Detrás de muchas sagas familiares, tanto de deportistas como de profesiones liberales, suele haber mucha «miga»»

Por eso, detrás de muchas sagas familiares, tanto de deportistas como de profesiones liberales, y de más prestigio, suele haber mucha «miga».

De ahí mi recomendación: una actividad que si les gusta, perfecto; pero no es necesario competir. El entretenimiento que sea, pero que sea compartido por varios miembros de la familia, hace que ésta se mantenga más unida, haya viajes a realizar juntos, momentos de reunión, de charla… Y si después salen buenos competidores, como es mi caso, mucho mejor.


Puedes ver la biografía deportiva de Felipe Hita en www.rincondeldo.com.