«Necesitamos empresarios humanistas, que velen por las personas», Cipri Quintas #frentealespejo

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En ocasiones me miran con escepticismo, incluso me han llegado a acusar de «buenismo», como si el afán por practicar la tolerancia y la solidaridad pudiese emplearse como insulto.

Para mí, la ofensa sería que me tacharan de lo contrario; de ir a lo mío, de haberme dejado el alma por el camino del networking. Lo cierto es que me dedico a hacer amigos, a ser feliz y a procurar que ellos también lo sean.

Este camino, bautizado en Estados Unidos como networking, ha desembocado en un método que ayuda a mejorar la vida y la autoestima; un conjunto de herramientas que he recopilado en mi primera aventura editorial: El libro del networking (Ed. Alienta).

«Lo que yo llamo networking «con corazón» sirve igual para entornos profesionales como personales, porque no concibo una línea de separación entre uno y otro»

Algo tiene que pasar con los empresarios de este país si el hecho de actuar con el corazón genera tantas dudas. ¿Acaso no somos personas -emprendedores- relacionándonos con otras personas?

Sería paradójico que, mientras se trata de asociar a las compañías con valores típicamente humanos, como la confianza, la credibilidad o la creatividad, los empresarios sacrificásemos esta humanidad. Es lo que llamo practicar el networking «con corazón». Y sirve igual para entornos profesionales como personales, porque no concibo una línea de separación entre uno y otro.

Si le «pones corazón» al networking estás reduciendo el mero interés, te colocas al nivel de tu interlocutor, haces por entenderle. Dejas el libro de contabilidad, el debe y el haber para centrarte en el: a ver qué puedo aportar a esta relación. Y eso gusta, también sorprende, porque no estamos acostumbrados a que el mundo se rija por estas reglas.

«Nos hemos acostumbrado a coleccionar ‘me gusta’, contactos, ‘like’, ‘retuit’… y nos olvidamos de las personas»

En mi vida impera este paradigma. Lo practico cada día, y hasta ahora no me ha dado malos resultados. Al contrario, puedo presumir de una agenda en la que lo de menos es el número de contactos; lo realmente importante es la disposición con la que estas personas –muchos de ellos, ya amigos– responden al teléfono dispuestos a sumar, o al menos a atender mi propuesta.

Nos hemos acostumbrado a coleccionar. Amigos en Facebook, aunque nunca tengamos tiempo para revisar qué pasa en sus vidas. Contactos en Linkedin, la red que nos delata si no hemos superado las 500 personas. ‘Like’ en Instagram, repitiendo las posturas y paisajes que mejor funcionan. ‘Retuit’ en Twitter…

Sumamos sin ton ni son, y el resultado nos deslumbra. Coleccionamos gente y nos olvidamos de las personas. No son contactos, ni empleados, ni vecinos… somos personas. Si te paras a mirarlas, habrás empezado a recorrer la senda del networking «con corazón». Sin duda, un camino a una vida más plena.


Cipri Quintas (@cipriquintas) – www.cipriquintas.com