«Acero «inolvidable»: la materia prima de los líderes», Sergio Royuela #frentealespejo

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Hace tiempo supe de una historia conmovedora, que puede ser un buen punto de partida para esta reflexión. La experiencia vivida por un niño estadounidense –nadador y de los buenos, según se decía de él– que, sin embargo, quedaba siempre segundo, detrás de otro chaval que le ganaba. Siempre.

A él, y por supuesto a todos los demás. Por circunstancias inesperadas en la vida, aquel rodillo en la pileta se detuvo cuando el pequeño campeón enfermó de gravedad. El padre del perpetuo segundón le animó entonces a resarcirse, y aprovechar la oportunidad para ganar ante la ausencia del rival, además –al parecer– por tiempo indefinido.

Ganada la primera, en la siguiente competición el pequeño no se lanzó al agua ante el estupor de todo el público y el consiguiente enfado paterno. Su progenitor le pidió explicaciones en el vestuario, y el chaval le dijo que quería visitar a su rival enfermo. Ante tan improvisado deseo, el padre, atónito, le preguntó para qué. Aunque lo entendió en cuando llegaron al hospital, y su hijo sacó del bolsillo de su chaqueta la medalla conquistada en su primera victoria.

Dándosela al rival enfermo, y ante la mirada perpleja de los progenitores de ambos, le dijo:

– Quiero que te pongas bueno. Prefiero ser segundo, contigo en la piscina, que primero mientras tú estás enfermo en el hospital.

Cuando se me comunicó que sería presidente de AESIC, y sin salir de mi asombro, recuerdo con claridad que pregunté por qué yo, y también qué méritos se me presuponían. La respuesta fue categórica y tajante, aunque mejor la revelo al final. Cierto es que por entonces disponía de una hoja de servicios que incluía ser antiguo alumno del Máster en Dirección Comercial y Marketing GESCO, además de proveedor y cliente de la escuela.

«¿Presidente de AESIC? Sin salir de mi asombro, pregunté por qué yo, y qué méritos se me presuponían»

A lo largo de más de una década, hasta entonces, pude comprobar que los diferentes profesionales que se habían formato en ESIC atesoraban una misma materia prima: estar hechos de acero «inolvidable»; algo que implica ser un profesional diferente.

ESIC Alumni es la asociación de antiguos alumnos de ESIC, que con gran honor presido desde 2006. ESIC fue una de las primeras escuelas de negocio en España, y pionera en la formación en marketing. Nació ante la necesidad que tenían los profesionales de completar su instrucción en esta materia.

Hoy, ESIC está posicionada como la escuela líder en la formación del ámbito de la empresa, el marketing y la economía digital en España; y reconocida, dentro y fuera de nuestras fronteras, como uno de los mejores centros formativos en estas áreas.

Con más de 60.000 antiguos alumnos, ESIC es actualmente un centro de formación de referencia para empresas y profesionales, y lo que es más importante todavía, gracias a la escuela, el marketing ha llegado a adquirir una incontestable importancia como factor de desarrollo de la sociedad del siglo XXI, y como motor de las empresas, además de ser un área de transcendental importancia a la hora de crear empleo en nuestro país.

Gracias a todo ello, ESIC ofrece la más completa oferta educativa de Europa en el área de la gestión empresarial y el Marketing con especial foco en las áreas de innovación, emprendimiento y economía digital.

Ser un tipo majo, razón que se me explicó que me avalaba para presidir tanto talento personal y profesional, implica muchas cosas. Y no seré yo quien caiga en la vanidad de dar una definición.

«La mejor manera de educar es con el ejemplo, y equivocado está el que piense que todo vale»

Soy de los que aboga con frecuencia en la necesidad de «nadalizar» –de Rafa Nadal– España, y con ello digo poco y digo mucho a la par. En días como los actuales, en los que asistimos impávidos a una continua y constante decadencia moral, ética y estética, enaltecer los valores de un tipo normal, bien educado, respetuoso en la victoria y caballero en la derrota, es un espejo ante el que todos deberíamos mirarnos y reflejarnos.

Al fin y al cabo la mejor manera de educar es predicar con el ejemplo, y equivocado está el que piense que todo vale, con tal de ganar la carrera. Como bien dejó dicho Groucho Marx, «en la vida hay muchas cosas más importantes que el dinero… pero cuestan demasiado».


Sergio Royuela Baniandrés preside ESIC ALUMNI, la asociación de antiguos alumnos de la escuela de negocios ESIC, que vincula a quienes han realizado sus estudios de formación reglada tanto en el área de grado como de postgrado.