«El mundo, en la palma de la mano», Alfredo Urdaci #frentealespejo

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La gran revolución de nuestro tiempo en las empresas consiste en la transformación digital. Una metamorfosis tecnológica, que implica un cambio profundo cultural y de mentalidades, y que ya ha transformado nuestra vida y el interior de las empresas.

He tenido la suerte de cruzarme en el camino con el libro de Adolfo Ramírez Morales, Digitalízate o desaparece. Título imperativo y de contenido radical, porque parte del fondo de problema para llegar hasta las herramientas del gran cambio de paradigma para las empresas. El título está justificado porque vivimos un gran cambio que nos obliga a un proceso de adaptación. Quienes no lo hagan, desaparecerán como los dinosaurios.

Un cambio que se produce a una gran velocidad, en todos los sectores, que afecta a la línea de flotación de los negocios y de las empresas, que posee un componente social (economía colaborativa, conversaciones en red) y que tiene en el talento un factor determinante de la competencia.

«Vivimos un gran cambio que nos obliga a adaptarnos. Quienes no lo hagan, desaparecerán como los dinosaurios»

Uno de los elementos más estimulantes del libro de Adolfo Ramírez es que pone en el centro no a la tecnología, sino a las personas, y que subraya la necesidad de que el cambio implique un tipo de liderazgo que busque la transformación de las personas.

Desde su larga experiencia como responsable de Tecnología y Operaciones del Banco Santander, el autor aconseja a los empresarios y ejecutivos el diseño de una estrategia para saber dónde se quiere llegar, y siete grandes dimensiones de la transformación digital.

En primer lugar, la cultura y la comunicación como forma de actualizar los valores y dotar a las organizaciones de coherencia y de una imagen de marca que figure como un sello en el comportamiento de los empleados.

La segunda dimensión pone el foco en la experiencia del cliente, que debe ser inigualable, integrada e individualizada, centrada en la calidad, la sencillez y la innovación.

La tercera dimensión, quizá una de las más delicadas, es la implantación de un modelo organizativo nuevo, en el que las comunidades y los ecosistemas son más importantes que las jerarquías.

«La experiencia del cliente debe ser inigualable, integrada e individualizada, centrada en la calidad, la sencillez y la innovación»

La cuarta dimensión conecta el talento de las personas con la cultura y el propósito de las organizaciones, en un cambio que debe ser interiorizado por todos, dirigido con el ejemplo, fomentando la participación, la conexión emocional y el desarrollo de las capacidades individuales.

La quinta dimensión se refiere a la tecnología en armonía con el negocio y centrada en el servicio al cliente. La sexta se centra en la simplificación de todos los procesos y la séptima en el camino que va desde la idea al negocio: la innovación: «solo si la estrategia tecnológica se encuentra alineada con el cambio cultural será posible generar un impacto significativo».

Por último y no menos importante, la tercera parte del libro se centra en dos aspectos fundamentales: la ejecución de la estrategia, el cómo alinear a la organización en la persecución del propósito y eliminar las barreras para conseguirlo, y en el liderazgo, liderazgo en tiempos de cambio.

Y aquí señala el autor algunos de los rasgos fundamentales de ese liderazgo: ser buena persona para ser buen líder, estar orientado a la experiencia del cliente, que promueve la transformación de las personas, que dirige con el ejemplo, que instala la cultura de la innovación y el aprendizaje, que es integrador y que planifica el presente para ganar el futuro.


Alfredo Urdaci es periodista, director de Comunicación y Márketing de Martín Molina abogados y economistas.