«Acudir al psicólogo ya no es «cosa de locos»», Núria Codony #frentealespejo

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La psicología positiva es un tipo de terapia sólida hoy en día. Hasta hace bien poco, los terapeutas solo nos interesábamos por la patología y sus síntomas, para poder atajarlos. Pero no nos planteábamos qué había más allá. La psicología positiva cubre este vacío; va más allá de los síntomas patológicos. Se ocupa de nuestras fortalezas, del crecimiento personal, la motivación y el bienestar psicológico, entre otras cosas.

Este tema me apasiona –como vais a ver a lo largo de estas líneas–, y lo encuentro muy eficaz para nuestro conocimiento, que será de tanta ayuda en nuestro recorrido vital.

En mi caso, la psicología positiva me ha ayudado a pensar eso, “en positivo”. Podría parecer banal, pero que no lo es. Se trata de algo que hace que te creas que puedes; que tengas la motivación suficiente, por ejemplo para emprender. Porque para poner en marcha un negocio se necesita salir de nuestra famosa “zona de confort”.

En psicología, como en cualquier otro sector, no podemos permanecer sentados en nuestro sillón de despacho, y esperar alegremente a que llamen a la puerta. De eso, nada: hemos de salir a buscar clientes; participar en cursos de formación para demostrar nuestros conocimientos; trabajar con empresas. En definitiva, hacernos visibles.

Hoy en día, la psicología se está volviendo menos estereotipada que hace unos años, cuando acudir al terapeuta era “cosa de locos”.

«La psicología positiva se ocupa de las fortalezas, el crecimiento personal, la motivación y el bienestar»

Afortunadamente, este concepto está cambiando. Aunque de forma más lenta que en otros países de nuestro entorno. En la actualidad, existe en nuestro país una preocupación mayor por la salud mental, y eso ha hecho que aumente el número de personas que acuden al psicólogo. Esperemos que este avance, esta pérdida de respeto infundado siga adelante, para que todos lleguemos a gozar de una buena salud mental.

Por mi parte, empecé en esto de la psicología ya unos años. Es curioso, pero en mi entorno todos me decían que tenía que haber sido psicóloga. Lo que ocurre es que la vida me llevó por caminos administrativos, hasta que hice una parada profesional y acompañé a mi marido en una estancia de trabajo en Milán.

Mi dinamismo me llevó, al poco tiempo de llegar, a impartir cursos de español para extranjeros. Disfrutaba con cada una de las clases; con su preparación, con la búsqueda de cómo explicar la materia para que, asistiendo a clase, el alumno pudiera impregnarse con nuestro idioma. Ahí surgió otra vez el «Núria, tú tendrías que haber sido psicóloga». Así transcurrió una década de mi vida, hasta que regresamos de nuevo a España.

Una vez aquí, y fuera del mercado laboral español, después de haber pasado una década en otro país, volver a encontrar trabajo era una ardua tarea. Decidí finalmente que había llegado el momento de estudiar psicología… y aquí estoy hoy.

«Esperemos que el avance continúe, para que todos gocemos de una buena salud mental»

Después de obtener el título, tomé el camino del emprendimiento gracias a la franquicia. Que ¿por qué con esta fórmula de colaboración? Pues porque, hacia el final de la carrera tuve la oportunidad de conocer una empresa, Haztúa Psicología Positiva, donde cursé mis prácticas curriculares. Sus dos socias fundadoras estaban pensando en la posibilidad de empezar a conceder franquicias, y comencé a plantearme el tema más seriamente.

El concepto, psicología positiva, me gustaba enormemente. Su modo de actuar –y tenía ocasión de verlo a diario, y no que me lo contaran– era cercano, competente y eficaz. Entonces, ¿por qué adentrarme en el mundo empresarial, sin experiencia y sin nombre? Pensé que una franquicia de Haztúa era lo mejor. Y trabajar de la mano de personas ya experimentadas, que probablemente ya hubieran tenido sus fracasos, y que se ofrecían a poner su experiencia en mis manos.

Ser franquiciada me ha dado seguridades en muchos aspectos. Por supuesto, la marca es ya conocida. La estructura funciona, y además un grupo de compañeras a las que poder acudir en caso necesario. Y os aseguro que, en esto de la psicología, necesitamos muchas veces poder compartir conocimientos y experiencias con otros profesionales.


Núria Codony Junyent es directora de Haztúa Psicología Positiva Prosperidad.