«La tontuna del diesel y la utopía eléctrica» (2 de 2), José Luis García #frentealespejo

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Los coches eléctricos son un invento perfecto para los trayectos cortos, y para ser utilizados en las grandes urbes. Pero tienen una serie de inconvenientes que ha de resolver la Administración, que no parece que esté muy por la labor.

La información que ahora se obvia, y no se da al consumidor final, omite entre –otras muchas cosas– que las emisiones no son “cero”. Sí, no salen por un tubo de escape, pero considerando la producción eléctrica, sólo se sitúan alrededor de un 50% menos que las de un motor de gasolina nuevo de gama media. Y las baterías tienen un uso limitado, siendo necesario reemplazarlas antes de 10 años. Y su coste, hoy en día, es la tercera parte del precio del coche nuevo.

Además, la infraestructura de carga es irrisoria en España. A fecha de diciembre de 2018 había 3.856 puntos de recarga entre públicos y privados (hoteles, centros comerciales, etcétera). En Madrid ciudad hay 24 puntos (de carga lenta), y su Ayuntamiento tiene previsto para 2019 incorporar ¡20 puntos más! Eso sí, de carga rápida.

Desde que un coche entra en una gasolinera a repostar, hasta que sale después de abonar la compra, pasa entre 5 y 10 minutos parado junto al surtidor. Un coche eléctrico necesita como mínimo una hora para una recarga de emergencia. Y con los 24 puntos que hay en la capital no hay suficiente ni para los taxis eléctricos que ya circulan…

La normativa actual, con la tasa de simultaneidad, permite que en el garaje privado de una comunidad de vecinos, con 100 plazas, haya un máximo de 20 cargadores. Es decir, los primeros 20 vecinos que lo instalen son los que tienen derecho a carga. Y quien no tenga un garaje privado o viva en una vivienda unifamiliar que se olvide de recargar un coche eléctrico. El tiempo real necesario para cargarlo correctamente, sin limitar la vida de las baterías, es toda la noche. En España el 50% de la población vive en apenas 10 ciudades, y la mayoría de ellos en pisos sin plaza de garaje propia.

«¿De dónde va a sacar el Estado lo que obtiene de gravar los hidrocarburos?»

Pero es que, además, ¿de dónde va a recaudar el Estado los más de 13.000 millones de euros que obtiene del impuesto especial de hidrocarburos? ¿Va a haber “tarifa doméstica” y “tarifa coche”? De los otros carburantes alternativos, alguno de los cuales existe por ley europea desde hace 12 años, en España no hay administración ni gobierno que los haya promovido o incentivado.

Hablo del GLP (gas licuado del petróleo) y del GNC (gas natural comprimido). El motivo es que su precio está regulado y controlado por la UE, de manera que no es rentable impositivamente para el Estado. Eso sí, ambos carburantes funcionan en un coche de gasolina sin mayor inconveniente, y tienen el distintivo ECO de emisiones por la DGT, ya que son más “limpios” y emiten menos emisiones; pero parece que esto no interesa promoverlo.

Si te sientes engañado por todas esas campañas que te aconsejaron comprarte un diesel, ahora estás a tiempo de pensar bien qué quieres hacer con lo que se avecina. Ni tú, ni yo, ni los incompetentes políticos sabemos cómo serán las distintas opciones de movilidad en el futuro. Sólo la sociedad será capaz de elegir lo que considere que es mejor para todos. Y seguro que pasa por la variedad, como así ha sido durante toda su historia.


José Luis García es un veterano aficionado del mundo del motor, experto en automóviles clásicos, y creador del portal Recambioclásico.com.

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