«Cooperar quiere decir trabajar juntos», Mar Domínguez #frentealespejo

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Casas derrumbadas, carreteras intransitables, familias concentradas alrededor de hogueras y durmiendo en el suelo, escombros, montañas de basura, gente caminando sin rumbo… Son las imágenes que se me quedaron grabadas de mi primer viaje a Haití.

Nuestro destino era Jacmel, una localidad entre las más castigadas por el terremoto que asoló la parte occidental de la isla. Y nuestro fin, ofrecer apoyo psicosocial a los niños haitianos. Me gusta pensar que en cooperación cada uno debe hacer lo que sabe y lo que puede.

Y en el caso de la asociación en la que trabajo, nuestro compromiso es enseñar a los niños a hacer cine con el fin de que cuenten su verdad, sin que nadie hable por ellos y sin ningún tipo de paternalismo ni sectarismo. Ayudarles de esa manera a tener la visibilidad que tanto necesitan y a olvidar los momentos tan duros que vivieron.

Han pasado 10 años ya desde aquel fatídico 12 de enero en el que la tierra tembló durante 35 segundos y que bastaron para sesgar de golpe la vida de todo un país.

Antes del devastador sismo, Haití ya era uno de los países más pobres del mundo. La inseguridad alimentaria, sus carencias en vivienda, educación, sanidad y empleo eran conocidas por la comunidad internacional. Pero fue “necesaria” una tragedia de tal magnitud para que el mundo reaccionase. Bastaron pocas horas para situar a Haití bajo la mirada Internacional.

«Hoy, diez años más tarde, Haití sigue inmerso en una gravísima crisis»

Las donaciones superaron todas las expectativas; se calificó la jornada de «histórica» en la ayuda al desarrollo. Se reconstruyeron carreteras, puentes, escuelas y viviendas, pero al mismo tiempo el país quedó en manos internacionales. Así, las donaciones atendieron más los intereses políticos y económicos de los donantes que las necesidades reales del pueblo haitiano, al que de alguna manera se dejó al margen.

Hoy, diez años más tarde, Haití sigue inmerso en una gravísima crisis. La economía está paralizada, los centros de salud no funcionan, solo la mitad de los niños tienen acceso a la educación y más de cuatro millones de haitianos están en riesgo de inseguridad alimentaria. Hoy más que nunca, los haitianos se preguntan dónde fue a parar el dinero, y reivindican un gobierno de transición con los actores de la vida civil que garantice cubrir sus necesidades y reconstruir su país.

Tras la primera experiencia en Jacmel con los niños y niñas que grabaron su primer cortometraje, decidí que no se podía dar el The End a la película. Que algo que había sido tan positivo para todos no podía quedar sólo en eso, y me embarqué en un proyecto sostenible: año tras año volvería a Haití para que este grupo de niños, ahora ya adolescentes, siguieran contando cámara en mano su vida, cómo van creciendo al tiempo que su país sigue inmerso en el caos.

«No te olvides de Haití»

He aprendido mucho de Haití y su gente. Aunque quizá lo más importante sea que hay que implicarse en proyectos sostenibles con el pueblo haitiano, e ir de su mano: porque nadie mejor que ellos sabe las necesidades reales de su gente. Quiero agradecer a IMF Institución Académica por organizar un encuentro con cooperantes en memoria de los 10 años del terremoto para hablar sobre la situación actual del país tras la catástrofe y las posibles formas de colaborar.

Cooperar quiere decir trabajar juntos. Una palabra muy grande y complicada. No te olvides de Haití.


Mar Domínguez Ortega es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y DEA en Periodismo, y desde la ONGD Asociación Audiovisual Educar desde la Infancia ha dirigido la película participativa Me llamo Haití, bienvenido (2011-2020).