«Una fe inquebrantable en el logro de los objetivos», Félix García-Barroso #frentealespejo

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Cuando me solicitaron redactar unas líneas sobre mi trayectoria profesional supuso realmente un reto, pues no es fácil escribir algo que resulte interesante y notorio para el público que suele leer estas páginas.

Dándole vueltas se me ocurrió unir en un relato mi experiencia profesional con la de un personaje de reconocido valor, al que admiro profundamente, y del que siempre he pretendido aprender: Isabel la Católica. Ahí es nada. Todo ello intentando despertar su interés en lo que refiero a continuación.

Cualquier coach, en sus sesiones de entrenamiento directivo, trabajaría con nosotros cualidades como determinación, liderazgo, fe ciega en el resultado, orden, perseverancia, rigurosidad y flexibilidad. Las “reglas de oro” de la formación empresarial.

Isabel I tenía claro su objetivo de lograr ser reina de Castilla y unificar la Península. Orientación al logro.

Isabel I ordenó los reinos, sus leyes, creó las Cortes de Castilla, y nombró a unos cientos de colaboradores que la ayudaron en su tarea regulatoria. Gestión de proyectos.

Isabel I supo transformar una sociedad feudal arcaica y repleta de privilegios en una nación moderna, defendiendo a los campesinos frente a la nobleza y garantizando los derechos de las clases menos favorecidas. Todo ello pactando, negociando y siendo flexible ante los derechos adquiridos de la nobleza.

«El orden –en mi caso herencia, que no virtud– es imprescindible para el éxito»

Después de un profundo análisis, siempre he mantenido una fe inquebrantable en el logro final de los objetivos. Y siempre he llegado a la meta. Es cierto que, en algunas ocasiones, con más trabas de las deseadas; pero el punto de atraque nunca varió, y entiendo que por eso logré alcanzarlo.

El orden es algo que va unido a mi personalidad. Pero no como virtud, sino como herencia que he tenido la suerte de recibir y que considero imprescindible para lograr el éxito. Algo que me han enseñado a potenciar a lo largo de mi carrera. Aprendí mucho, lo que pude, en las diferentes empresas en las que presté mis servicios.

Los años nos hacen más flexibles, menos intolerantes. Al contrario que nuestros músculos, cada vez tenemos más capacidad de adaptación. Aprender que tu punto de vista no es el único, que los demás tienen mucho que aportar a tu proyecto y que las ideas de los otros enriquecen tus conocimientos son garantía de éxito para el futuro.

Creo que muchas de las características que nos definen se van adquiriendo a lo largo de nuestra carrera profesional, a lo largo de la vida.

Mi formación académica nada tiene que ver con el mundo empresarial. Siempre hago referencia al fenotipo y al genotipo, por mis conocimientos adquiridos en la Facultad de Veterinaria de mi alma mater: la Universidad Complutense de Madrid. El genotipo es la definición de nosotros mismos, la base heredada de los genes maternos y paternos. El fenotipo es la expresión del genotipo modulado y adaptado por los diferentes factores externos.

«Nada tengo que enseñar a nadie; más bien aprender de todos»

La intención de convertirme en veterinario rural se transformó por circunstancias de la vida en empresario del sector de la seguridad. Estoy seguro de que en mi genotipo ya estaba marcado mi carácter emprendedor, pero también de que sin la actuación de los factores externos no estaría en el lugar en el que me encuentro ahora.

Nuestra admirada reina Isabel nunca hubiese gobernado si no hubiese fallecido su hermano Alfonso. Y yo nunca hubiese estado donde estoy si no hubiese conocido a la familia Gil.

Nada tengo que enseñar a nadie; más bien aprender de todos. Hasta los “malos” tienen mucho que enseñar.

Pretendo ser buena persona, trabajador, exigente conmigo mismo, conciliador, emprendedor… El problema es que no siempre lo consigo, y por eso pido disculpas a aquellos a los que he transmitido una imagen distinta. Y a usted que está leyendo estas líneas, por si al final no he conseguido trascender el aburrimiento.


Félix García-Barroso es CEO de Grupo Vettonia.