«¿Qué coche me compro?», Ignacio Anasagasti #frentealespejo

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Da igual de quién hablemos dentro del sector. Todos llevamos meses escuchando la misma pregunta en casi todas las reuniones familiares o de amigos.

Una escena que, a priori, puede parecer normal. Dado que se sobreentiende que alguien que trabaja con coches, de una u otra manera es un experto en la materia. Sin embargo, es un perfecto reflejo del principal mal que aqueja al mercado automovilístico español en estos momentos: la incertidumbre.

Pasado el verano de 2018, todos los fabricantes dibujaban un horizonte de caídas de ventas para los siguientes meses. El motivo era el posible efecto de la entrada en vigor, el 1 de septiembre, de la homologación WLTP para todos los automóviles comercializados. Una evolución cuyo origen hay que encontrarla en las jugosas promociones que lanzaron las marcas para reducir su stock antes del cambio de certificación; lo que provocó un adelanto de miles de compras.

Esa inercia de descensos tenía, en un principio, fecha de caducidad: enero-febrero de 2019, cuando se había calculado que el sector empezaría a remontar el vuelo. No obstante, nada más lejos de la realidad. Todos los meses, a excepción de abril, han contabilizado “números rojos”, dejando una bajada acumulada del 5% hasta mayo.

Estos números no son achacables por completo a la falta de decisión del consumidor. Porque la culpa está también en los volúmenes elevados que ha alcanzado el mercado, que hacen difícil que haya repuntes relevantes.

«El sector cree que las administraciones deben devolver la confianza a los ciudadanos»

Más allá de este matiz, existe un consenso en el sector de que resulta imprescindible que, desde las administraciones, se trabaje para devolver la confianza a los ciudadanos. Y sobre todo, dejarles claro que ninguna tecnología de propulsión de las ofertadas va a ser vetada durante al menos la próxima década. Aquí se incluyen los vehículos diésel y gasolina nuevos Euro 6, los cuales tienen mucha vida por delante.

Para que este mensaje cale hondo, después de todo el ruido que se ha metido en el último año, con declaraciones políticas poco responsables y restricciones a la circulación en las grandes ciudades, sería muy conveniente que hubiera un consenso en todos los niveles administrativos. Y que se tradujera en un discurso monolítico y en una garantía regulatoria a largo plazo, que no dejara hueco para desagradables sorpresas.

Es fundamental que el político no mezcle cosas. Y que su afán de potenciar la presencia de la electricidad en la automoción no lleve aparejado un ataque injustificado de la tecnología nueva diésel y gasolina, clave para rebajar la contaminación hasta que los eléctricos sean accesibles para la mayoría.

¿Quién se va a creer que la elevada antigüedad del parque español, que supera de media los 12 años —este sí que es el principal foco de emisiones—, se va a poder revertir a medio plazo dejando de lado los modelos térmicos de nuevo cuño, una opción al alcance de todos o casi todos?

Es hora de ser responsables y pragmáticos, pero también decididos, porque el reto que hay por delante para cumplir los objetivos de emisiones de la UE es mayúsculo. Eso implica apostar de verdad por el desarrollo de los vehículos de energías alternativas, incentivando la compra e implantando infraestructura de carga.

«A base de voluntarismo y palabras bonitas no va a crecer el parque de coches no contaminantes»

Hasta el momento, se ha actuado de manera muy rácana, lo que habría que cambiar desde ya poniendo importantes sumas de dinero para que los coches de “cero” o muy bajas emisiones se expandan como la pólvora. Porque a base de voluntarismos y palabras bonitas no se avanza…

Volviendo a la dichosa pregunta, «¿Qué coche me compro?», yo diría con contundencia que cualquiera a la venta. Aunque, como siempre, dependiendo del uso que le vaya a dar y de las necesidades de cada uno. Para lo cual hay que dejarse asesorar por los vendedores: si no le preguntan eso en el concesionario, sospeche…


Ignacio Anasagasti es periodista especializado en motor, y actualmente dirige La Tribuna de Automoción.