«La de vendedor es una profesión única», Juan Carlos Maté #frentealespejo

jcarlos-mate-frentealespejo

¿Te has dado cuenta de que ahora se llevan las entradas de blogs que te dicen que no necesitas vender para… vender? ¿Qué lees opiniones y escuchas a menudo a vendedores que intentan negar que son vendedores?

«Estoy en Ventas, pero realmente no vendo: ayudo a la gente». Ojo, no creas que son deshonestos o pretender engañar a nadie. Se lo creen de verdad.

¿Qué sucede? ¿Cuándo o cómo empezamos a dejar de esta orgullosos de lo que hacemos? Por mi parte, nunca. Y creo que, como sucede con la mayoría de las cosas, el error remonta a una premisa falsa: la “mala prensa” del término venta.

Si crees que vender es inmoral o, por así decir, desagradable, harás cualquier cosa para evitar identificarte como tal en una entrevista. Y es que existen definiciones falsas de venta que, por desgracia, demasiadas personas aceptan y creen. Vender no es convencer a las empresas para que compren algo que no quieren o necesitan; es precisamente averiguar lo que quieren o necesitan, y ayudarles a conseguirlo.

Vender no es aprovecharse de otros, sino proporcionarles beneficios a través de unos productos o servicios excelentes. Vender no es tomar, sino dar o al menos ofrecer.

Y exactamente, ¿qué damos cuando vendemos? Damos tiempo, atención, consejo, educación y empatía. Y sobre todo, me gusta pensar que damos valor. De modo que deberíamos estar satisfechos, en vez de reticentes, como les pasa a algunos. Yo estoy orgulloso de ser vendedor, y presumo con modestia de ser un profesional de la venta.

«Vender no es tomar, sino dar o al menos ofrecer»

Por lo tanto, me gustaría invitar a mis jóvenes colegas a replantearse lo que significa ser vendedor. Entendiendo qué es vender y, lo que es más importante, que por magnífico que sea un producto o servicio no se va a vender solo. Por eso somos imprescindibles. Y por eso lo que hacemos es vender, no tomar pedidos.

Pero hasta en eso un buen vendedor marca la diferencia. Al cliente de Burger King no hay que venderle la hamburguesa, las patatas fritas o el refresco. Pero la persona detrás del mostrador sabe cómo hacer –de forma suave, pero eficaz– que complete su menú con una deliciosa ensalada fresca: eso aporta más dinero al dueño del restaurante y hace sentirse al cliente más feliz (cuando no más ligero).

Por supuesto, ese vendedor no necesita ser literalmente un profesional de la venta, sino que puede tomar la forma de una madre, un amigo, un maestro o una entrenadora. En otras palabras, alguien que aconseja, que “vende” a otro que cambie y haga lo que es mejor para él. Que lo “compre”.

Tal vez por eso soy un vendedor orgulloso de serlo. Voy a darte algunos motivos:

Veo que el término ‘ventas’ aparece en el balance de toda empresa o negocio, ¡y se ocupa de hacer frente a todos sus gastos! Además, el llevar media vida vendiendo me ha permitido conocer a nuevas personas, casi cada día. Y de esos encuentros es de donde han salido grandes amistades.

Me siento orgulloso, como vendedor, de que mi labor sea vital para el futuro de mi empresa. De hecho, loa vendedores somos la vanguardia de cualquier el asalto al mercado.

Por eso somos el tema principal de conversación en toda reunión de la junta directiva de cualquier empresa del mundo. Y se nos podrá amar u odiar como vendedores, pero nunca se ignora nuestra labor.

«La de vendedor es la única profesión que no necesita departamento de ventas»

Y además, la de vendedor es la única profesión que no necesita departamento de ventas. Eso sí, esta tarea me han enseñado que ningún objetivo es imposible si me he propuesto lograrlo.

Recomiendo encarecidamente a todos los vendedores de la Tierra que comiencen a creer en ellos mismos. No hay ningún otro profesional en este mundo que no solo busque los garbanzos para sí o su familia, sino para todos los empleados de su empresa.

Así que sí, agradezco al destino el haberme concedido el privilegio de poder ser vendedor en esta vida.


Juan Carlos Maté es presidente de Caralin Group.