Si algo nos está dejando claro la pandemia de la Covid-19 es que tenemos que situar a las personas y al medioambiente en el centro de nuestro pensamiento, y hacerlo para cuidarles y protegerles. Un objetivo de cuyo éxito todos seremos responsables.
La crisis sanitaria y también económica ha mostrado con claridad el papel enorme y positivo que tienen las empresas y sus empelados en los momentos emergencia. Un papel poliédrico, en el que destaca su capacidad de respuesta y gestión, su solidaridad y apoyo material, y su responsabilidad y compromiso con la sociedad; especialmente con los más débiles.
La crisis también ha puesto de relieve que nuestro sistema socioeconómico tiene grandes lagunas. Las desigualdades sociales siguen creciendo desde que inauguramos el siglo, y es necesario, más que nunca, dirigir los esfuerzos de todos, sin excepción, para conseguir que la Agenda 2030 se haga realidad.
Para lograr una sociedad, una comunidad más sostenible, y hacerlo sin dejar a nadie fuera, los Objetivo de Desarrollo Sostenible marcan una hoja de ruta clara. Así, solo si conseguimos acabar con la pobreza (ODS1) a través de la educación de calidad (ODS4) y de hábitos saludables (ODS3), terminar con el hambre (ODS2) y conseguir la igualdad de género (ODS5), lograremos reducir las desigualdades (ODS10).
Pero todo esto solo puede hacerse a través de un sistema de producción sostenible y un consumo responsables (ODS9 y ODS12). Como vemos, se trata de una solución basada en la suma e interacción de múltiples objetivos entrelazados, que además deben coincidir en el tiempo.
Por eso, esta vuelta a la nueva normalidad, debe ser “verde”. Y trabajar por hacer realidad el acceso universal al agua limpia y el saneamiento (6), una energía accesible y no contaminante (7), un trabajo decente y crecimiento económico (8), infraestructuras y una industria innovadora (9). Además, de una acción por el clima (13), por la vida submarina (14) y por los ecosistemas terrestres (15).
Sólo así lograremos vivir en paz y con justicia, y tendremos instituciones sólidas, que todos protegeremos porque veremos su utilidad (ODS16). Siempre teniendo muy presente que la Agenda 2030 sólo se puede cumplir a través de alianzas que hagan posible losgrar los objetivos (17).
Aparentemente vienen tiempos duros para el tercer sector. Porque, por instinto, el ser humano pondrá sus prioridades en proteger primero lo suyo. Pero no podemos olvidarnos de los demás. Si nos replegamos en lo nuestro, seguiremos generando comunidades inestables.
En esta tarea, una vez más, las empresas, sus empelados y voluntarios jugarán un papel clave manteniendo su colaboración con el tercer sector. Porque sin él, que canaliza la ayuda a los más desfavorecidos, volveremos a donde estábamos. O incluso iremos a peor.
Marina Fuentes es CEO de la Fundación United Way.