«Todos tenemos un mensaje que expresar al mundo», Gema Moreno #frentealespejo

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Recién estrenado el nuevo milenio, debuté en televisión. Fue en una cadena local, en una ciudad mediana. Y debía ocuparme no sólo de presentar, sino de todos los demás menesteres que implica producir un programa: mensaje, contenidos, invitados, decorado, vestuario, equipo humano, anunciantes… El reto, que en realidad nunca me había planteado como objetivo profesional, me pareció fascinante; y mi temperamento aventurero me empujó a aceptar.

De hecho, era una gran responsabilidad. Sobre todo, porque debía ponerme delante de la cámara en un programa diario, y en directo, sin haberlo hecho nunca antes. Me había licenciado no hacía un año, y durante la carrera –lo sé: el plan antiguo…– jamás tocamos una cámara de vídeo, ni pisamos un plató de televisión.

Pero ya había hecho muchísima radio. Siempre he sentido este medio como una profunda vocación, y desde los 18 estaba experimentando en emisoras de barrio y comunitarias. Cuando me ofrecieron aquella oportunidad en televisión, no lo dudé. Llevaba meses con mi primer programa profesional en una emisora provincial. Y sabía que mi voz no me iba a fallar.

A lo largo de los años, y con la experiencia en medios de comunicación, eventos, locuciones, proyectos propios… he ido comprobando, con cada vez más detalle, que cuando uno conoce y maneja su voz como esa herramienta fundamental de expresión, única y personalísima, tiene más de la mitad del camino ganado en cualquier escenario comunicativo.

Y en 2011 un nuevo reto me obligó a dar un paso más allá en esta idea. «¿Cómo podrías ayudarme, Gema, con todo lo que has vivido tú, para dar una charla ante un público de aquí a pocas semanas?», me planteó un buen amigo. De nuevo, el sentido de la aventura, y ahora además el deseo de ayudar y compartir, de ser útil, me empujaron a evolucionar hacia algo nuevo, un territorio por explorar.

Poquito a poco acabé implementando un método propio al que llamé KOE, palabra japonesa que significa “Voz”. Dado los resultados tan significativos que alcanzamos en muy poco tiempo, aquel amigo se lo contó a otro amigo, y aquél a otro… Y así tuve ocasión de aplicar toda mi experiencia en crear e impartir un sistema formativo con el que conducir a cualquier persona a reconocer y mecanizar sus recursos propios para expresarse en cualquier situación y ante cualquier interlocutor o audiencia.

«Ser claro, eficaz, revelador y motivante es responsabilidad de quien habla, no del que escucha»

La base del trabajo siempre es el cuerpo y la voz, puesto que es lo único con lo que contamos para comunicar; las únicas variables imprescindibles. Pero también la mente, las emociones, los elementos escénicos y, por su puesto, el mensaje.

Al final, se trata de lograr que cada persona se descubra como comunicador exclusivo y excepcional. Y que perciba también su enorme responsabilidad al expresarse ante otros.

La comunicación debe entenderse como un acto de servicio y profundo respeto, en el que todos los recursos personales han de ponerse a disposición del que escucha: para que entienda y perciba mis palabras sin dificultad; para que mi cuerpo, mis gestos, mis movimientos, acompañen lo que digo con cómo lo digo, y así, inviten al otro a emocionarse con mi mensaje; y finalmente para que el mensaje como tal sea claro, eficaz, revelador y motivante. Y todo esto es responsabilidad del quien habla, no del que escucha. Siempre.

Para la genial bailarina y coreógrafa de fama mundial, Marta Graham: «Existe una realidad, una fuerza vital, una energía, una manera de moverse que se transmite a través de los actos. Dado que nunca ha existido otra persona como tú, porque cada uno de nosotros es único, tu manera de expresarte es también única y original. Si la bloqueas, nunca podrá existir y se perderá, puesto que tú eres el único medio a través del cual puede expresarse. Y no es tu incumbencia determinar cuánto es de buena esa energía, ni tampoco su valor; ni compararla con otras expresiones. Tu incumbencia es mantenerla tuya de manera clara y directa, y permanecer receptivo a ella».

«Ayudo a los demás a encontrar
su verdadera esencia como comunicadores»

A estas alturas, me he dado cuenta de que la radio sigue siendo mi gran amor. Me hace muy feliz diseñar y hacer buena radio, aunque también siento que mi vocación va más allá. A la comunicación, con mayúscula. Por eso, desde 2011, mi ilusión es servir de vehículo de ayuda para que las personas encuentren su voz y sus recursos psicológicos y emocionales, todo lo que conforma su verdadera esencia como comunicadores, y para que consigan expresarse ante el mundo con fuerza y autenticidad. El mensaje que cada uno tiene que aportar es fundamental y no merece el silencio.

Así que, cada alumno que llega es para mí un pequeño gran reto que sigue haciéndome crecer y explorar nuevos territorios. ¿El objetivo? Sin duda es compartir y ser útil. Y el instrumento, el Método KOE. A disposición de todo aquél que también fluya en espíritu aventurero y no tenga miedo a crecer y mejorar. Porque si hay auténtico compromiso y trabajo, los resultados son rápidos, evidentes y para siempre. Sin excepción.


Gema Moreno es periodista y creadora del Método KOE de comunicación, oratoria y emoción.