«Reinventándonos constantemente para satisfacer al cliente», José E. Ochoa #frentealespejo

José E. Ochoa #frentealespejo

¿Cómo se ha transformado el mercado en las últimas décadas? ¿Cuánto ha cambiado la forma de trabajar con los avances digitales? ¿Cómo han evolucionado los retos de las compañías con respecto a la atención al cliente en este tiempo? Quizás, observar la historia de una empresa dedicada a los códigos de barras te pueda servir de ejemplo para responder a estas cuestiones.

En torno al año 1985, creamos los códigos de barras en fotolitos. Los hacíamos en unas filmadoras especiales que alcanzaban una precisión de cinco micras de milímetro. Teníamos que montarlas a mano y por nuestra propia cuenta en los fotolitos. En definitiva, un trabajo laborioso, ya que se trataba de un proceso manual, agotador, y además, bastante caro.

Ya a finales del siglo XX, Internet empezaba a ganar presencia y la cosa cambió. Inauguramos una forma de generar los códigos de barras: el formato digital. Entonces, empezamos a utilizar archivos de imagen y vectoriales. Fue una auténtica revolución, ya que los añadimos en las aplicaciones de maquetación típicas en aquel momento: QuarkXPress, Illustrator, InDesign o FreeHand.

Toda esta digitalización provocó que los clientes aquellos que contaban con un rango de numeraciones conferido por la Asociación Española de Codificación Comercial (AECOC) empezaran a generar sus propios archivos gráficos. Por lo tanto, ya no tenían por qué recurrir a los servicios de una compañía que les concediera códigos de barras. ¿Qué íbamos a hacer las empresas que nos dedicábamos a ello entonces?

«Inauguramos una forma de generar los códigos de barras: el formato digital. Y empezamos a utilizar archivos de imagen y vectoriales»

Por suerte, al mismo tiempo, el país vivía un crecimiento financiero que dio lugar a la necesidad cada vez más imperiosa de adquirir códigos de barras de forma rápida y barata. Nos encontrábamos ante todo un nuevo mercado, que había surgido por diversas razones: la burocracia de la AECOC, el dispendio económico y la demanda de pagos vitalicios.

Era un panorama de oportunidades para personas avispadas, sin escrúpulos y escondidas en el anonimato de internet. Esto nos hizo darnos cuenta de algo: para entrar en este nuevo mercado necesitábamos unas normas éticas básicas. Debíamos de garantizar absoluta transparencia y legalidad.

Adelantándonos en el tiempo, en el año 2013, creamos Global Barcodes,con sede en Madrid, llenos de ideas e iniciativas, sin límites geográficos… Centrados en el mercado español, pero sin olvidar el exterior.

A estas alturas, el mundo había cambiado mucho debido al increíble desarrollo tecnológico e informático. Las app, los blogs o las redes sociales se volvieron predominantes en nuestro día a día, por lo que nuestra forma de trabajar también debía evolucionar.

«Para entrar en el nuevo mercado digital necesitábamos unas normas éticas básicas. Debíamos de garantizar absoluta transparencia y legalidad»

En la actualidad, vivimos en nuestros smartphones y hacia ahí es donde se dirige nuestro trabajo de marketing. La comunicación resulta más importante que nunca, y las empresas tienen que ofrecerla desde toda clase de vías.

Ya no sólo vale la atención telefónica o los correos electrónicos, debemos comunicarnos por chats, redes sociales, blogs, etcétera. Algo que requiere de gran dedicación y de recursos de personal. Y a través de todos esos canales, ayudamos a miles de pymes y autónomos a superar los problemas y la burocracia que puede suponer enviar sus productos por el mundo.

Así es como hemos tenido que reinventarnos constantemente en el sector de la codificación. Una evolución al compás del avance digital, que merece la pena por asistir a empresas para disminuir costes. Porque la clave para perdurar no está en las ventas, sino en ofrecer el servicio en todo lo que el cliente solicite, sea facturable o no.


José Enrique Ochoa es CEO de La Tienda de las Barras.