En la era digital, la tecnología se ha convertido en una herramienta imprescindible para el funcionamiento diario de las empresas. Sin embargo, el uso excesivo y descontrolado de la misma puede dar lugar a un fenómeno cada vez más común: el tecnoestrés. Este término se refiere al estrés inducido por la tecnología. Este puede manifestarse de diversas formas, desde la ansiedad por mantenerse constantemente conectado, hasta la fatiga mental causada por el uso continuo de dispositivos electrónicos.
Dicho fenómeno no solo afecta el bienestar individual de los profesionales, sino que también tiene un impacto significativo en la productividad y el clima laboral. Por ello, es crucial que las empresas tomen medidas proactivas para gestionar este tipo de malestar, promoviendo un entorno de trabajo saludable y sostenible. Desde Quality Lives llevamos a cabo una exploración acerca de la importancia de gestionar el tecnoestrés y cómo las empresas pueden implementar estrategias efectivas para ayudar a sus colaboradores a desconectar y ser más productivos, resilientes y comunicativos.
El tecnoestrés se puede manifestar de diversas maneras. Bien mediante sobrecarga de Información, debida a la constante afluencia de correos electrónicos, mensajes instantáneos y notificaciones, que llega a niveles abrumadores, dificultando la capacidad de los empleados para concentrarse en tareas importantes.
Bien a través de la ansiedad tecnológica, de la presión por adaptarse rápidamente a nuevas tecnologías o por estar siempre disponible, que genera tensión. O bien por dependencia de la tecnología. Por incapacidad para desconectar de los dispositivos fuera del horario laboral, lo que interfiere con el descanso y el tiempo de cada uno, llevando al agotamiento y la disminución del rendimiento.
«Los profesionales que manejan bien el tecnoestrés son más resilientes ante los desafíos y cambios tecnológicos, lo que les permite adaptarse a las nuevas herramientas y procesos sin sentirse abrumados».
La gestión efectiva del tecnoestrés es esencial para el bienestar integral de los equipos y la eficiencia operativa de cada una de las empresas. Por ejemplo, aumenta la productividad. La capacidad de concentrarse sin interrupciones tecnológicas mejora la calidad y la eficiencia del trabajo realizado. Pero mejora también la resiliencia. Los profesionales que manejan bien el tecnoestrés son más resilientes ante los desafíos y cambios tecnológicos, lo que les permite adaptarse a las nuevas herramientas y procesos sin sentirse abrumados.
Y fomenta la comunicación asertiva, facilita una relación más clara y efectiva entre los miembros del equipo y sus responsables, que reduce los malentendidos y mejora la colaboración.
Para abordar el tecnoestrés de manera efectiva, se trabaja desde varias áreas de mejora implementando estrategias como el fomento de la desconexión digital fuera del horario laboral. Por ejemplo, no enviar correos electrónicos o mensajes en horario no laboral puede ayudar a los colaboradores a desconectar y recargar energías.
También mediante el desarrollo de soft skills. Capacitar a los componentes de la plantilla en habilidades blandas, como la gestión del tiempo, la comunicación asertiva y la inteligencia emocional, hará que manejen mejor el estrés e interactúen de manera más efectiva con sus colegas. Igual que implementando programas de bienestar, que incluyan actividades físicas, talleres de mindfulness y sesiones de relajación. Estos programas reducen el estrés general y mejoran la salud mental de los empleados.
De igual modo, proveer de formación continua sobre el uso de nuevas tecnologías y ofrecer soporte técnico adecuado para reducir la ansiedad tecnológica hace que los empleados se sientan competentes y apoyados en el uso de las herramientas digitales. Por último, diseñar espacios de trabajo que favorezcan la concentración y el bienestar incluye áreas libres de tecnología, donde los empleados puedan descansar y recuperar energías sin la constante presión de estar conectados.
Es fundamental la labor de los expertos en consultoría de bienestar. Pues cada empresa es única y requiere un enfoque personalizado para gestionar el tecnoestrés. Existen programas diseñados para el desarrollo personal y profesional de los colaboradores, con un enfoque especial en el desarrollo de soft skills y la gestión del estrés.
«Los servicios de consultoría de bienestar ayudan a crear un entorno de trabajo más saludable y productivo, para construir una fuerza laboral resiliente, productiva y comunicativa, capaz de enfrentar los desafíos con confianza y eficacia».
Se dispone de programas que no solo se centran en mejorar la productividad, sino también en fomentar un entorno laboral saludable y armonioso. Se trabaja de la mano con las empresas para identificar sus necesidades específicas y desarrollar estrategias que se adapten a su cultura organizacional.
El tecnoestrés es una realidad ineludible en el mundo corporativo moderno. Sin embargo, con una gestión adecuada y estrategias efectivas es posible mitigar sus efectos y transformar este desafío en una oportunidad para el crecimiento y la mejora continua. Los servicios de consultoría de bienestar pueden ayudar a crear un entorno de trabajo más saludable y productivo, para construir una fuerza laboral resiliente, productiva y comunicativa, capaz de enfrentar los desafíos del mundo digital con confianza y eficacia.
En última instancia, invertir en el bienestar de los colaboradores no solo mejora su calidad de vida, sino que también impulsa el éxito y la sostenibilidad de la empresa. Es la de esta forma cómo se avanzará hacia un futuro más saludable y próspero.
Ana Hernández Vázquez es consultora especializada en bienestar corporativo y CEO de Quality Lives.