«El talento es como un puzzle», María Gutiérrez #frentealespejo

maria gutierrez frentealespejo

Imagina que empiezas el día con buen pie. Te levantas, te aseas, desayunas y comienzas a trabajar. Cuando abres la bandeja del correo electrónico, o cualquier otra de mensajería instantánea, todo está en orden. Las cuestiones del día a día se van resolviendo. Tú tienes la información adecuada. Tus colaboradores están ocupándose de la actividad de la empresa de forma armoniosa.

Respiras hondo y sonríes a la pantalla. La siguiente reunión va genial. Hay actividad, pero no hay prisa. Todo fluye… y fluye.

Ahora imagina (o recuerda) todo lo contrario. Te levantas, te aseas y desayunas pensando en los problemas que te vas a encontrar en cuanto enciendas la pantalla. Ogros, trolles y dragones surgen por todos lados. Tú y tus colaboradores corréis de aquí para allá con más miedo que otra cosa, intentando mantener que la situación no explote por completo.

¿Qué diferencia hay entre una situación y la otra?

Que el equipo de tu ensoñación es capaz de encargarse del fluir de la empresa, como si fuera un paño de seda deslizándose suavemente por tu piel; mientras que la realidad del segundo es que es una pulsera de espinas que, cada día, se te clavan más profundamente.

¿A qué se debe esa diferencia?

Al grado de encaje de las personas en la empresa y en sus puestos. A que el talento esté realmente en el lugar donde tiene que estar. También a que cada persona sea capaz de sentirse bien en el puesto en el que está y con la actividad que tiene que desempeñar.

«En la mayoría de las empresas las personas están colocadas «con calzador»»

Sin embargo, en la mayoría de las empresas las personas están colocadas “con calzador”. Como si a nadie le hubiera importado cuáles son las fortalezas de cada una para animarla a sacar su potencial. Como si nadie se hubiera fijado en los grandes esfuerzos que tiene que hacer alguien cuando está en el lugar inadecuado.

Dice Bunbury en una canción: «No soy mala hierba, sólo hierba en mal lugar».

¿Y hay algo que se pudiera hacer al respecto?

Sí, muchas cosas.

¿Por dónde empezar?

Por definir claramente cuáles son las competencias técnicas y soft, el saber hacer que requiere cada puesto. A tiempo que conocer claramente cuál es la cultura de la organización, con sus luces y con sus sombras. No la cultura “de memoria anual y de vinilos en la pared”, sino la real, la vivida. Esa que dice «aquí nadie toma el café pasadas las 12 y el bocadillo se come en la mesa».

«Es necesario permitir que cada persona y su puesto se acomoden, que encajen»

¿Por dónde seguir?

Permitiendo que cada persona y su puesto se acomoden. Si no es posible, seguro que hay opciones de encontrar otras tareas en la misma compañía, más acorde a su talento. Esto es, permitir la movilidad interna para que las piezas del puzzle del talento encajen lo mejor posible.

El objetivo es que el puzzle encaje y muestre una bonita imagen; no que sean un montón de piezas amontonadas –y alguna que otra perdida–, que hacen difícil ver la foto completa.


María Gutiérrez, CEO de Hiwook y autora del libro Talento y Diversidad.