«Equivoquémonos de nuevo, pero equivoquémonos mejor», Juan Carlos Maté #frentealespejo

Juan Carlos Maté #frentealespejo

Concluye un nuevo giro alrededor del sol, y nunca hubo tantos seres humanos sobre la superficie de este planeta nuestro. Somos ya más de ocho mil millones. Pero la gente se siente sola, y con razón. Dicen que hay una auténtica epidemia de soledad. Y no me cabe duda de que debe de ser cierto.

Y es que, como es lógico, cuanto más centrados estamos en nuestro ego, más solos y vulnerables nos sentimos. Y por lo tanto nos percibimos rodeados de amenazas, de las que naturalmente sentimos que debemos aislarnos y ponernos a salvo; lo que a su vez acentúa la sensación de soledad y de desconexión con el resto de la sociedad.

Desde siempre, hemos anhelado como especie el estar conectados a una fuente superior que nos brindase seguridad ante las incertidumbres del mundo. Antes, encontrábamos refugio y cierta sensación de confort en la idea de un dios todopoderoso o en alguna ideología tranquilizadora; además, el hecho de no estar solos en ese empeño, sino formar parte de una gran masa de creyentes, alimentaba el inevitable anhelo de pertenencia al grupo.

Ahora, creemos que la tranquilidad nos la proporcionan Prosegur o Securitas Direct. Un error, que la verdad es que dice mucho de nosotros. Aunque si nos paramos a pensar, lo cierto es que todo empuja a creer que la cosa está más fea de lo que realmente es. Empezando por los informativos y terminando por la publicidad.

«Cuanto más centrados estamos en nuestro ego, más solos y vulnerables nos sentimos. Y por lo tanto nos percibimos rodeados de amenazas».

Y es que no acabamos a entender que ésta última está para convencernos de lo que no es. Sin ir más lejos, la publicidad te dice que consumir refrescos calma la sed. Pero en realidad es al revés: te deshidratas, por culpa del dióxido de carbono que les dota de burbujas. Lo que, a su vez, aumenta la sed y hace que bebas más, acentuando la deshidratación. Es una paradoja, porque crees que estás haciendo algo, que estás poniendo de tu parte para resolver el problema; pero en realidad, lo que estás haciendo es empeorando.

A ver, que su sabor dulce ayuda también a proporcionar una agradable sensación de saciedad, que a menudo nos hace ignorar ese efecto secundario. Pero el engaño está causado. Es lo mismo que con la política.

Los unos piden que les votes, y después que te parezca bien todo lo que proponen o llevan a cabo, porque hacerlo va a fastidiar a los contrarios. Pero ¿qué argumento es ese? Porque los otros reclaman lo mismo, prometiendo acabar con los primeros, que todo lo hacen mal. A su parecer, claro. Y la casa, siempre por barrer.

Pero si lo pensamos, en el fondo los políticos están siempre promoviendo la bronca. Fastidiar a los de un lado o machacar a los del otro. Y prometen castigo, porque eso es lo que pide una sociedad «llena de ruido y furia», como decía Shakespeare.

«Nada de lamentarnos por lo mal que anda la cosa: pongamos de nuestra parte para que todo mejore. Cada uno en su pequeña o gran parcela de influencia».

Estamos tan empachados de odio y de malestar, que no sabemos a qué o a quién achacar, que estos mensajes hasta nos resultan atractivos. Pero la política del castigo, cuando la sociedad está enojada, es tan efectiva como las bebidas carbonatadas cuando uno tiene sed.

Curemos primero el empacho. Volvamos a lo sencillo, a lo que sabemos que funciona. Por desgracia, el mundo parece preparado para más sacudidas inopinadas que suaves traqueteos en este 2024 que arranca. Su antecesor estuvo marcado por constantes tensiones y líos geopolíticos. Por si fuera poco, este verano fue declarado el más caluroso jamás registrado en el planeta, y hubo incendios forestales sin precedentes en Canadá y una sequía histórica en la selva amazónica de Brasil.

De modo que se vislumbra, entre bastidores, otro año tenso en el mundo. Un periodo de desasosiego colectivo, de incertidumbre ante una aparente falta de futuro que no es tal. Porque siempre hemos salido adelante. Nos habremos equivocado más de una vez, pero hemos sido capaces de rectificar. De modo que nada de lamentarse por lo mal que anda la cosa: pongamos de nuestra parte para que todo mejore. Cada uno en su pequeña o gran parcela de influencia. Equivoquémonos de nuevo, pero esta vez tratemos de equivocarnos mejor.

Y hacedme caso con lo de los refrescos. ¡Buen año 2024!


Juan Carlos Maté es presidente de Caralin Group.