«Algunas personas causan felicidad donde van; otras, cuando se van», Victor Küppers #frentealespejo

Victor Küppers #frentealespejo

Se puede clasificar a las personas de muchas maneras. Aunque a mi me gusta esta que proponía Oscar Wilde: «Hay personas que te hacen sentir bien cuando llegan, otras cuando se van». Admiro la amabilidad como la mayor virtud que una persona puede tener, pero creo además que la amabilidad ayuda a resolver dos grandes problemas que tenemos en la actualidad: la deshumanización y el desánimo generalizado.

La deshumanización la vivimos cada día en las grandes ciudades. Subes a un tren, metro, autobús, avión o cualquier otro medio de transporte público, te sientas a dos centímetros escasos de otro ser humano –sí, sí, es un ser humano y no un bulto peludo con patas– y lo más normal es no decirle nada.

Y lo malo no es que no le digamos nada; lo peor es que hemos asumido que sentarnos a dos centímetros de otro ser humano y no decirle nada es algo normal. Al contrario, prueba un día a sentarte en cualquier transporte público y, a la persona de al lado, darle los “buenos días”. Ya verás como la otra persona aprieta su bolso o su cartera con más fuerza pensando “cuidado, que me atracan”.

Es de locos, de tarados, de sociedad enferma. Y las personas que viven en grandes ciudades se han acostumbrado a ello: nadie abre la puerta a nadie, nadie saluda a la persona que está en la recepción de un edificio, nadie deja pasar a otro en un atasco. En fin, a mí me parece que cada vez vivimos en una sociedad más inhumana, donde nos causan indiferencia las personas que no conocemos.

El desánimo también lo percibimos cada día. En un entorno como en el que vivimos, es muy lógico que se hable de sociedad desanimada, cansada, agotada… Vamos que estamos hasta el gorro de casi todo. Llevamos muchos años de malas noticias. Cuando no es una cosa es otra: presión y dificultades en el trabajo, problemas personales, familiares; nuestro equipo de fútbol tampoco nos da alegrías… Así es muy difícil ir con cierto ánimo por la vida.

«Soy de los que creen que la amabilidad ayuda a resolver dos grandes problemas que tenemos en la actualidad: la deshumanización y el desánimo generalizado».

Y este no es un problema menor, porque hay una relación directa entre nuestro ánimo y nuestra mejor versión. El ánimo es nuestro principal recurso como personas, pues moviliza nuestras mejores actitudes. Y por eso debemos cuidarlo. Además, nadie merece vivir sin ganas, sin alegría, sin ilusión. No podemos conformarnos con la amargura, la tristeza o el mal humor.

Afortunadamente hay un recurso que es fácil, rápido y eficaz. Ojo, y no son tres adjetivos que me invente. Expertos en psicología positiva, como David Hamilton o Barbara Fredrickson, demuestran que ser amable con los demás es la forma más fácil, rápida y eficaz de vivir con ánimo y alegría. No les creas, pruébalo.

La próxima vez que salgas de una cafetería le das las gracias al camarero o camarera y le felicitas por el café, ya verás cómo te sientes. Cada vez que hacemos un acto amable nos sentimos bien, y eso se debe, por un lado, a que conectamos con nuestra esencia como personas y, al mismo tiempo, generamos endorfinas y oxitocina, que son hormonas que nos hacen sentir bien y reducen nuestra ansiedad y estrés porque disminuyen el cortisol.

Ser amable es un chollo. Nos hace sentir mejor, hace sentir mejor a los demás y es gratis. La amabilidad nos ayuda a vivir con alegría y al mismo tiempo hace esta sociedad más humana. No sólo eso, sino que la amabilidad tiene otro gran beneficio y es que nos hace mejores personas. Y la calidad humana es la base para ser buenos padres, mejores amigos, grandes hermanos, jefes que recordar o compañeros de trabajo queridos, que es a lo que todos deberíamos aspirar.

«Ser amable es un chollo. Nos hace sentir mejor, hace sentir mejor a los demás y es gratis. No sólo eso: tiene otro gran beneficio y es que nos hace mejores personas».

En un mundo que cada vez es más agresivo, hostil, egoísta e individualista, necesitamos reivindicar la importancia de la bondad, la compasión, el altruismo, la solidaridad y la generosidad y la virtud que aúna todos estos valores es precisamente la amabilidad. Y es fácil, muy fácil, tenemos cada día 5.657 oportunidades o más para ser amables con alguien. Con cualquiera.

A veces ser amable es saludar; otras, escuchar con paciencia, enviar un mensaje, aguantar una puerta, sonreír, dar las gracias, pedir las cosas por favor, dar un abrazo, esperar en el ascensor al vecino que se acerca… Hay una frase de la Madre Teresa de Calcuta que lo resume muy bien: «Que nadie se acerque a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz».

No hay que saber nada más para hacer de nuestra vida algo grande. No hay que complicarse más la existencia: con aplicarnos esta sencilla frase tenemos más que suficiente.


Victor Küppers es conferenciante y escritor de libros sobre psicología positiva y motivación.