Trabajar… las horas justas y necesarias

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Entre las más de 51 horas/semana que dice trabajar un turco o las 49 de un hongkonés y las apenas 38,3 de los daneses o las 39,1 de los holandeses tiene que haber algo más que simple tiempo. ¿Es preferible estar o producir?

¿Son más listos los del norte, y por eso acaban antes y se pueden ir a casa a disfrutar de la familia o a descansar? ¿Es que a los turcos o a los chinos de Hong-Kong no les gusta pasar horas con los suyos, o es que quieren hacerse ricos c uanto antes? Un reciente estudio en una consultora de estrategia ha desvelado que aunque los empleados más valorados son aquellos que llegan a estar en la oficina hasta 80 horas semanales, algunos conseguían un efecto equivalente trabajando muchas menos. De modo que eran igualmente valorados y promocionados que aquellos otros compañeros que seguían al pie del cañón como el conejito de Duracell: horas, y hora, y horas…

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¿Cuánto se trabaja en el mundo?

Si noruegos, neozelandeses, lituanos y suecos son, junto con los ya nombrados daneses y holandeses, los únicos capaces de trabajar menos horas pero siendo igual de rentables para sus empresas, cabe preguntarse ¿cómo lo consiguen? ¿cómo hacen su trabajo y son valorados igual que aquellos que necesitaban el doble? O tal vez antes haya que ver quizá por qué algunos pasan tantas horas detrás de su mesa.

Cabría preguntarse por qué hay personas que trabajan 50, 60 o esas 80 horas semanales? ¿No es mejor trabajar sólo las 40 de rigor? En general la gente que trabaja tantas horas suele tener sus motivos detrás para hacerlo; no lo hacen por gusto , aunque también hay alguno que lo hace porque no se lleva bien con la pareja…

En primer lugar está la presión de los jefes, dependiendo del sector del que se trate. Por regla general, en servicios profesionales (consultoría, abogacía, etcétera) y fen los negocios relacionados con las finanzas se nota mucho esta presión para quedarse en la oficina muchas horas. Algunos jefes llaman la atención si te vas antes de las nueve de la noche. Muchas veces sucede que estos jefes son incapaces de medir la productividad del empleado de otro modo que contando el número de horas que está en la oficina.

En segundo lugar, sin la presión de los jefes, está la de los compañeros. Si todos están compitiendo por ascensos y seguir subiendo en la pirámide corporativa, puedes dar por hecho que hay muchas personas que va a seguir pasada la hora de salir. Otras empresas también sucede que están acostumbrados a que las personas estén hasta tarde, es la cultura corporativa. En estos casos simplemente se ve que las personas van a seguir trabajando día y noche.

Por supuesto, a veces, dependiendo de la industria y el trabajo, hace falta quedarse. Puede ser informáticos que tengan que resolver un problema en producción, puede que sean abogados a la hora de cerrar un trato, puede que haya que resolver un problema. Por ejemplo en la película ‘Margin Call’ se ve como los protagonistas se quedan cada vez más y más tarde en la oficina. ¿Algún problema con ello? No, porque lo que tienen que resolver les importa más que sus horas de sueño.

Y no se puede olvidar que detrás de personas que están todo el día en la oficina encontramos historias de personas infelices por su vida personal, en la oficina son alguien, por lo que no quieren volver a su casa.

En resumen, que trabajar tantas horas como los turcos, los mexicanos o los norcoreanos viene por una combinación de necesidad (puntual o permanente), cultura empresarial y demandas de clientes y jefes. En ocasiones es necesario, y en otras no. Además, se acaba uno acostumbrando (lo sabe cualquiera que haya hecho muchas horas). Te acaba resultando raro irte a tu hora a casa y si sales a tiempo a veces ni siquiera sabes qué hacer (o te embarcas en una maratón de recados pendientes).

Menos horas no es peor, sino al revés. Si como acabamos de ver, en muchas empresas lo suyo es la cultura de trabajar muchas horas ¿cómo conseguían estos trabajadores hacer menos? Normalmente a base de pedir perdón antes de pedir permiso. Si tenían que irse lo hacían, pero no avisaban al jefe «me tengo que ir que tengo tal o cual asunto de mi hijo que no puedo demorar». También trabajaban en asignarse a proyectos locales, de modo que necesitaran viajar lo mínimo posible.

Por otra parte, también fingían que trabajaban muchas horas, puede que se fueran a las cinco para cenar con sus hijos, pero también dedicaban un tiempo al correo electrónico desde casa. Los fines de semana no eran sagrados, pero en vez de estar todo el día trabajando en casa, simplemente dedicaban un par de horas a responder mensajes de correo. Un equipo tenía a muchos padres jóvenes y estos acordaban cubrirse entre ellos, de modo que uno siempre estuviera de guardia disponible para el cliente y los jefes. Un entorno colaborativo hace mucho, dicho después de haber trabajado en entornos competitivos y colaborativos.

Los analistas del estudio también vieron que existían personas en la empresa que trabajaban un número razonable de horas, pero reclamaban hacerlo. Estas personas, muchas de ellas mujeres, acababan teniendo malas revisiones por parte de sus jefes y ascendían menos en la estructura de la empresa, si no acaban yéndose de la misma.

En ciertos momentos y en determinadas profesiones los «picos» de trabajo son inevitables. Por ejemplo los asesores fiscales lo saben: su calendario se lo marca Hacienda. Y no hay gestoría que acercándose el día 20 de enero, abril, julio u octubre no tenga que hacer horas extra para preparar las declaraciones de IVA de sus clientes. Pero si queda muy claro que fuera de los picos puntuales trabajar muchas horas puede significar más devoción a la empresa, ganas de ascender y competitividad entre compañeros que otra cosa.

Y otra cosa que queda clara es que, por triste que pudiera parecer a estas alturas de capitalismo, en muchas empresas se proporcionan estímulos incorrectos a los trabajadores, y por ese motivo éstos acaban trabajando –o pasando tiempo sentados a la mesa– más de la cuenta. Los profesionales ambiciosos pronto se dan cuenta lo mucho y bien que se les valora si pasan todo el día trabajando, y acaban al pie del cañón muchas horas con tal de conseguir el deseado ascenso.