La bandera europea es la única que no está bañada en sangre

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La Fundación Carlos de Amberes acogió una vez más, y van 29, la nueva edición del Seminario sobre Europa organizado por la Asociación de Periodistas Europeos, con la colaboración de la propia Fundación Carlos de Amberes y la Fundación Diario Madrid, y el patrocinio de Ferrovial, ACS y Banco Sabadell. En esta ocasión, el lema fue “Europa contra Pronóstico”.

Impartido el pasado 27 y 28 de septiembre en la sede de la Fundación Carlos de Amberes en Claudio Coello 99, la XXIX edición del Seminario sobre Europa -Europa contra pronóstico- reunió a periodistas de la talla de Miguel Ángel Aguilar, Iñaki Gabilondo o Xavier Vidal Folch y a políticos como Javier Solana, Joaquín Almunia y Alfonso Dastis, además de otros muchos cargos en el europarlamento, para debatir sobre el escenario europeo y los desafíos que hay que afrontar.

El primer día miércoles se abrió la sesión con un tema fundamental para el progreso, “La investigación, pasaporte a la mejor Europa”. Para ello, el colaborador habitual de El País y la SER Iñaki Gabilondo mantuvo una conversación con Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, de la que podemos extraer estas citas: «Tal vez deberíamos colocar el I+D+i en otro sitio para que políticos y medios le dieran valor», decía Gabilondo a modo introductorio. «Es cierto que a nivel político, la ciencia y la investigación son elementos arrojadizos. Pero ateniéndonos a las cifras, en nuestro país estamos superando a la UE en el número de tesis leídas por mujeres, por ejemplo. Nunca en la historia nuestros científicos habían tenido tanto retorno. España es la cuarta potencia. Pero no hay que olvidar que la ciencia es meritocrática, no democrática. Europa es el territorio que más publicaciones científicas hace, el problema es su traslación a realidad». Sin duda, Europa tiene que ser primero consciente de sus capacidades y de sus ventajas para aprovecharlas y no dejarlas pasar.

La segunda sesión del día consistió en una mesa redonda titulada “Europa hacia dentro: La nueva Europa post brexit”, en la que intervinieron Joaquín Almunia, ex vicepresidente de la Comisión Europea, Jaume Duch, director general de Comunicación del Parlamento Europeo, y Bartosz Wiśniewski, jefe del Departamento de Investigación y Análisis del Instituto Polaco de Asuntos Internacionales.

El Tratado de Roma por el que nació la Comunidad Económica Europea (CEE) acaba de cumplir 60 años. Seis décadas de paz y prosperidad en la que a los seis países firmantes se fueron sumando otros 22, que con la retirada del Reino Unido queda en los 27 actuales. Pero a la crisis económica desencadenada en 2007 se han añadido otras dificultades agravadas en países periféricos, en especial Grecia, los peligrosos avances de los populismos euroescépticos, el inicio de las negociaciones del Brexit con una Theresa May debilitada tras las elecciones del 8 de junio, y las tensiones independistas rgionales empeñadas en desandar el camino.

Este panorama marcado por el desencanto, la pérdida del fervor europeísta, el coqueteo con el populismo, el temor que induce la memoria de la sombra proyectada por el Kremlin y la sensación de falta de liderazgo que podrían llevar al “rompan filas”, parece haber encontrado un rayo de luz gracias a los últimos resultados electorales con las victorias de Rutte en Holanda y Macron en Francia. La Unión Europea debería aprovechar la encrucijada para reforzarse y superar el desgaste sufrido en los últimos años, digerir el proceso de una ampliación que parece aún pendiente de resolver, aumentar la velocidad en la toma de decisiones y reivindicar su espacio en el panorama internacional.

Almunia rompió el hielo señalando que «no podemos caer en el error de preguntarnos si Europa tiene futuro. Claro que lo tiene. Pero la UE no puede dejar de ignorar sus problemas ni dejarse llevar por el optimismo». El desafío del Brexit supone una crisis y una oportunidad, aunque para el representante polaco «el Brexit realmente comenzó en los 70 desde su misma incorporación». Para Duch «el anuncio del Brexit metió miedo en el cuerpo, pero finalmente ha sido como una vacuna. Se cierra el ciclo más crítico de la Unión Europea y en este momento Europa tiene viento en las velas».

Cerró la mañana el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Alfonso Dastis, con su conferencia “España ante la disyuntiva europea”, que empezó retomando el tema del Brexit: «tal vez haya una solución para que el Brexit sea reversible. Pese a las primeras incertidumbres, ha sido un acicate para los 27 a continuar en la unidad. Es mejor estar incluidos en un grupo de países con un objetivo común que estar aislados. Pero ante el euroescepticismo debemos pensar si hemos actuado como en el despotismo ilustrado: por el pueblo, pero sin él pueblo. En la sociedad estadounidense hay una gran división, y una de las causas es el modelo social, por eso debemos trabajar en esta línea».

La mañana del jueves se abrió con la cuarta sesión “De los principios a los hechos: Europa en cifras”, en la Nadia Calviño, directora general de Presupuestos de la Comisión Europea, (introducida por el redactor jefe de economía de Onda Cero Ignacio Rodríguez Burgos, que señalaba que 150.000 millones de euros al año suena mucho, pero es solo el 1% del PIB de la UE). «Sobre el Brexit y su incidencia en el presupuesto comunitario, hay que ver las cosas en perspectiva. Estar sin Gran Bretaña, no es el fin del mundo, si bien es cierto que representa el 15% del PIB europeo y su marcha plantea el problema de cómo rellenar ese hueco». Pese a que el gasto de administración de la UE solo es un 6% del presupuesto, habrá que hacer ajustes y optimizar partidas. «El primer reto es cambiar la perspectiva de los presupuestos. No es una batalla de ganadores y perdedores. La UE debe trabajar en esta línea y contribuirá en proyectos conjuntos en el ámbito de la defensa y evitará así duplicidades, pero sería también muy importante utilizar fondos estructurales para la integración de refugiados. Por ejemplo, no tiene sentido 28 planes de investigación, por eso ya hay un proyecto piloto para hacerlo todos juntos».

Y como broche a las XXIX jornadas, la quinta sesión daba la vuelta a la del día anterior y trataba de “Europa hacia fuera: El vecino próximo y el vecino lejano”. En ella participaron, bajo la moderación de Elena Ochoa (directora de Europa 2017), Javier Solana, ex Alto Representante para la PESC, Pascal Boniface, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) de París, Petr Jezek, eurodiputado checo por el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, y Cristina Manzano, directora de ES Global.

El panorama internacional ha experimentado algunos cambios en los últimos meses que exigen la reacción inmediata de la Unión Europea para romper la pinza en que podría quedar invalidada que forman Vladimir Putin en la peligrosa proximidad y Donald Trump en la impredecible lejanía física y moral que ha elegido. El presidente norteamericano ha sido muy explícito en su intento de acabar con la UE alentando a sus estados miembro a seguir los pasos del Reino Unido y abandonar un barco que consideran ingobernable. Por su parte, Vladimir Putin contribuye a la desestabilización de su vecino europeo tensionando a los países con los que hace frontera como sucedió con Georgia, la anexión de Crimea o el conflicto de Ucrania oriental. La UE debe alzar la bandera de los valores y el prestigio moral, pero, ¿está dispuesta la Unión Europea a acompañar esos valores y principios morales con presupuestos e inversión?. ¿Será capaz de dar un paso al frente y erigirse en la gran potencia moral que aspiró a ser?

Para Javier Solana, «la guerra con tanques y barcos está llamada a desaparecer y vendrán otros retos de seguridad, muchos de los futuros riesgos vendrán del entorno cibernético. Hay un fracaso general en cuanto a cómo defender nuestros valores, si es que los compartimos, aunque lo del ‘America First’ es incompatible con la multilateralidad. Pero poner en cuestión que no va a haber solidaridad es un disparate: la va a haber». Y apunta Cristina Manzano que «Europa contribuye mucho más a la seguridad del mundo de lo que dice su presupuesto». Y como dijo MA Aguilar en el cierre, «hay que crear una defensa europea: la bandera europea es la única que no está bañada en sangre».