«Bulos en salud: la pandemia de la desinformación», Carlos Villaverde #frentealespejo

Carlos Villaverde #frentealespejo

Pronto se cumplirán ya dos años desde que palabras como ‘coronavirus’ o ‘Covid-19’ entraron a formar parte de nuestro día a día, inundando telediarios y portadas de periódicos. Pero la pandemia vino acompañada de un segundo virus: la desinformación. Las noticias falsas viajaban a diario por la red sobre la enfermedad que tuvo su origen en la ciudad de Wuhan. Terror y confusión. A día de hoy, el virus sigue circulando; y la pandemia ocasionada por la desinformación continúa provocando grandes estragos.

En este contexto, ¿hasta qué punto los bulos sobre temas de salud tienen impacto en el sistema sanitario, y más concretamente, en la sociedad?Doctoralia y el Instituto #SaludSinBulos, junto con la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, han elaborado el IV Estudio sobre Bulos en Salud, que concluye que nueve de cada diez especialistas han atendido a pacientes preocupados por fake news sobre la Covid-19.

Un dato alarmante. Sin duda, la actual pandemia provocada por la Covid-19 ha servido para evolucionar en muchos aspectos, tanto sociales como individuales. Pero no ha cambiado nada en temas relacionados con la desinformación.

El impasse que nos impone la pandemia de la desinformación en la era Covid-19 no es algo actual, pues las noticias falsas son un tema que viene de años atrás. No obstante, la situación que se vive desde 2020 descubre una nueva realidad: la enfermedad va más allá del efecto de la misma. Las mentiras buscan convertirse en virales, y han causado consecuencias negativas a la Sanidad.

«La enfermedad va más allá de su efecto. Las mentiras buscan convertirse en virales, y han causado consecuencias negativas a la Sanidad»

En este sentido, el 79% de los profesionales sanitarios encuestados considera que los medios digitales siguen siendo el principal canal por el cual circula la desinformación. De ellos, las redes sociales se sitúan como el principal canal de difusión de bulos, junto con WhatsApp y otras aplicaciones de mensajería instantánea; quedando al final de la clasificación los medios tradicionales.

La red puede ser de mucha utilidad para resolver dudas, en especial en temas sobre los que nos puede dar reparo hablar abiertamente. Pero es un arma de doble filo, porque se encuentra saturada de información que, en la mayoría de casos, no está contrastada.

Nunca antes se había tenido acceso a tanta información. De manera que, el que la gran parte de las informaciones falsas sean propiciadas a través de formatos digitales, no es casualidad. La cantidad de canales que tenemos actualmente es infinita, y todo a solo un golpe de clic.

«La red es útil, pero también un arma de doble filo, porque se encuentra saturada de información que, en la mayoría de casos, no está contrastada»

Por lo tanto, ¿cuál es la solución? El fraude también se evita a través de la información y de la pedagogía. Según el estudio, el 82% de los especialistas afirma que, en general, sus pacientes consultan información en línea antes de asistir a la visita. Y en este sentido, siete de cada diez profesionales sanitarios recomiendan consultar fuentes de información fiables.

Por que los riesgos de buscar información no verificada son incalculables. Los pacientes suelen asumir condiciones que no tienen, y realizar autodiagnósticos. Lo que puede además derivar en la automedicación y conllevar problemas todavía mayores.

Contrastar los datos, y sobre todo, optar por fuentes de información que sean cien por cien fiables es vital. La formación es el antídoto, pues ayuda a combatir una pandemia igualmente peligrosa: la desinformación. Y no, no tuvo su origen en la ciudad de Wuhan, pero empezó a incrementar su presencia con el estallido de la Covid-19 en aquel entonces.


Carlos Villaverde es director de Operaciones de Doctoralia.