En los últimos años, estamos inmersos en una revolución tecnológica que galopa a lomos de la inteligencia artificial, pero también de la nube, la impresión 3D o el blockchain, entre otros. En sus inicios, este registro digital descentralizado y que asegura la trazabilidad de un producto o servicio, estaba ligado a las criptomonedas.
Sin embargo, cada vez se aplica más a otros sectores como la logística y la cadena de suministro, la identidad digital segura, sistemas electrónicos de votaciones e incluso el sector turístico. El concepto de Web3 alude al uso general de la tecnología blockchain para descentralizar la propiedad y el control de datos en Internet.
Es en este contexto, donde surge el concepto de propiedad digital, que es la posesión de activos en formato digital o electrónico. A diferencia de los bienes físicos tradicionales, los activos digitales son intangibles, pero aun así tienen valor económico y derechos de propiedad, además, se pueden transferir, intercambiar o vender sin depender de los intermediarios habituales.
La propiedad digital abarca una amplia gama de bienes, desde archivos de música, hasta obras de artes, y se acredita con un Non-Fungible Token o NFT, un certificado digital que avala la propiedad y la autenticidad de ese bien.
«Estamos revolucionando la forma en la que las reservas de hotel, de experiencias turísticas, de viajes organizados, que hasta ahora era no reembolsables, se conviertan en revendibles».
¿Y cómo se puede aplicar esta tecnología al sector turístico? La utilización del blockchain tiene un gran potencial en la industria de los viajes y del turismo, aunque, de momento, solo está dando sus primeros pasos. En Takyon la estamos utilizando para revolucionar la forma en la que se reservan hoteles, experiencias turísticas y viajes organizados. Así, lo que hasta ahora era una reserva no reembolsable para estos servicios, se convierte en una reserva revendible.
Si bien el 99% de los viajeros disfrutan del viaje, del hotel y de las experiencias turísticas tal y como las han reservado, uno e cada cien no puede hacerlo por diferentes circunstancias. Con la transformación de una reserva no reembolsable en un activo digital, se ofrece flexibilidad al propietario de esa reserva, que puede transferirla y venderla a otra persona o al emisor de la misma, de tal forma que recupera, al menos, parte de la inversión realizada.
La incorporación de la tecnología blockchain supone también una serie de beneficios para los proveedores de servicios turísticos. En primer lugar, incentiva la compra directa en sus canales online de ventas y les permite tener una relación más estrecha con sus clientes. En segundo lugar, incrementa su flujo de caja, porque las reservas revendibles son prepagadas.
«Los proveedores de servicios turísticos incentivan la compra directa en sus canales online y mantienen una relación más estrecha con sus clientes, además de aumentar su flujo de caja: las reservas revendibles son prepagadas».
La reventa de las reservas como activos digitales a través de la plataforma de Takyon conlleva también una nueva fuente de ingresos para ellos, puesto que reciben una comisión por la reventa de sus servicios. Por último, se reducen las tareas administrativas relacionadas con las cancelaciones de las reservas y las reclamaciones de los clientes que quieren recuperar el importe pagado por la reserva cuando no la pueden utilizar.
Las reservas revendibles son una muestra de que, gracias a su democratización, tecnologías como el blockchain tienen una aplicación práctica y mejoran la vida de las personas. En la actualidad, viajar es una prioridad para muchos. Estos potenciales viajeros demandan cada vez más flexibilidad y personalización, lo que requiere que la industria turística se adapte a esas necesidades. En Takyon, creemos que el futuro de las reservas de viajes será revendible o no será.
Cristina Arano es country manager de Takyon en España.