Un cambio de imagen y una imagen de cambio

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La imagen corporativa no es eterna: las empresas cambian, las modas mutan, la competencia aprieta, el mercado evoluciona, las organizaciones crecen y amplían su gama de servicios y/o productos… Ocho años después, Caralin Group no es la misma. Y su imagen y presencia, tampoco.

Si la empresa evoluciona –y así creemos haberlo hecho en los ocho años de vida de Caralin–, la imagen con que se presenta a sus clientes y a la sociedad debe cambiar también, o estará representando algo que ya no es real. Siempre y cuando no se pretenda precisamente aparecer como una marca antigua o de solera. Ha transcurrido algo menos de una década, pero había razones para un ‘restyling’ de nuestro logotipo, un cambio en web y el lanzamiento de nuestras propias redes sociales. Razones estratégicas, planificadas, para aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece el mundo virtual.

Es un error pensar que la imagen de empresa no debe variar, mejorar una imagen. Hay que saber permanecer fieles a la filosofía fundacional, pero también hay que ajustar los planes a la realidad del  mercado. Al abrigo del viento –y eso lo saben bien los pastores– sólo hay muerte. Y si las empresas cambian, porque las modas mutan, y la competencia aprieta, además de que el mercado evoluciona, las organizaciones como la nuestra han de crecer y amplíar su gama de servicios y/o productos. Algo que es imposible haber previsto hace un lustro y medio; porque no siempre es posible conocer con antelación cuál será la actividad que se estará realizando al cabo de un tiempo.

Una buena imagen da confianza a los clientes y hace que éstos recuerden mejor a la empresa, porque le distingue de otras marcas que dicen hacer lo mismo. Pero mientras que otros renuevan su logotipo y su página corporativa en Internet porque su diseño ha pasado de moda, en el caso del primero, o ya no vale ni para los dispositivos móviles, en el de la segunda, Caralin Group lo ha hecho para reforzar la percepción que tienen de nuestra empresa clientes, proveedores, conocidos, y la sociedad en general. Las empresas siempre queremos presentar una cara amable, innovadora, tecnológica, moderna… Nuestra imagen es fresca, pero los cambios, la evolución a mejor generan confianza en los clientes, ya que dan sensación de renovación, actualización, proceso de cambio y mejora…

Pero ojo, este proceso de mejora ha de realizarse de manera planificada. En cuanto la estrategia está definida, el desarrollo de la nueva presencia web, del ‘restyling’ de nuestro logotipo, de la implementación de los perfiles en Linkedin, Twitter, Google+, Facebook… han de ser, como así ha ocurrido en nuestro caso, graduales pero constantes. En apenas un par de meses habíamos concluido todas estas tareas, involucrando no sólo a todo nuestro equipo, sino a no todos aquellos clientes que han querido aparecer en el nuevo portal o en las redes sociales y que han insistido en hacer pública su opinión sobre nuestra organización.

En este lustro y medio Caralin Group también ha intruducido con éxito en nuevas líneas de negocio, y nuevas marcas. No van a ser, desde luego, los únicos cambios en esta casa durante la presente década. Si hemos llevado a cabo este cambio de imagen es porque queremos dejar muy claro nuestro talante dinámico, nuestra imagen de cambio.