Objetivos SMART: lo inteligente es planear con realismo

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En realidad, no importa a qué negocio se dedique uno o el tamaño de su compañía. Lo cierto es que ninguna escuela de negocios puede obviar el que un empresario va a lograr más –y en un plazo menor de tiempo– si tiene, primero claros, y después bien definidos sus objetivos específicos.

«Dónde estoy ahora mismo, y en qué situación se encuentra mi negocio», es algo que debería de preguntarse cada cierto tiempo cualquier emprendedor sensato. Lo mismo que  «dónde quiero que esté en el futuro». Y una muy buena opción podría ser el tan traído y llevado desarrollo de objetivos o «metas» SMART, un método propuesto hace ya más de 35 años por George T. Doran, y que en realidad maneja 5 elementos fundamentales para efectuar un establecimiento de metas efectivas.

Y es que todos tenemos la intención de alcanzar nuestras metas –incluso más allá de la vida empresarial: perder peso, dejar de fumar, conseguir pareja…–, pero sin embargo, cuando estamos en ello, las complicaciones del día a día y sus vicisitudes pueden a menudo hacer descarrilar estos objetivos; sobre todo cuando carecen de claridad y definición. Los objetivos o «metas» SMART son una gran herramienta para ayudarnos precisamente a mantenernos en la buena dirección.

No en vano, tras sus ingeniosas siglas (la traducción del acrónimo sería ‘inteligente’) lo que queda resumido y expuesto son en realidad cinco etapas para esos objetivos:

  1. La específica, que no es sino asegurarse uno de que tiene un objetivo bien definido. O lo que es lo mismo, tener al menos planteado lo que quiere uno lograr, y cuándo quiere lograrlo. Tampoco está de más reflexionar sobre el cómo se piensa conseguir ese objetivo. Lee más pinchando aquí.
  2. La medible. Esto es definir cómo se va a calcular y evaluar el progreso y el resultado final de la meta trazada. Incluye diseñar un plan lógico para poder llevar a cabo esta «meta» con plazos e intervalos para poder comprobar que se van cumpliendo y que los objetivos marchan en la dirección correcta.
  3. La alcanzable.  Es necesario asegurarse de que las metas son factible, y no están fuera de nuestro alcance. Establecer metas inaccesibles sólo pueden conducir al fracaso. Y no estamos para perder el tiempo…
  4. La realista, o ligado un poco a lo dicho anteriormente: queremos objetivos que se pueden lograr, y que conduzcan a una mejora constante.
  5. La oportuna (tal vez la de traducción un poco más complicada en una sola palabra), pero que vendría a ser poner un calendario para la realización de estos objetivos, lo que le permitirá lograr otros secundarios, mientras se mide el progreso que va logrando en pos del resultado final.

Gracias a estos factores, aquellos empresarios que utilizan los objetivos o «metas» SMART se autoobligan a rendirse cuentas, lo que en sí mismo hace que alcanzarlas sea un objetivo más. Y es que el cumplimiento de estos objetivos proporciona una dosis tremenda de autoconfianza y entusiasmo, que a su vez retroalimenta el negocio y hace que cada nueva «meta» que se plantea sea más ambiciosa y exigente.

Puede sonar banal, pero cuando haya fijado esas metas, de modo bien definido, asegúrese de darles un lugar prominente: colgadas en su mesa de trabajo, escritas en una pizarra en la sala de reuniones…. Dondequiera que decida hacerlo, asegúrese de que se trate de un lugar en el que vaya a verlos a menudo, para que se mantenga centrado en la consecución de su logro.

Y no olvide revisar esos objetivos a lo largo de los plazos establecidos para comprobar que se están llevando a cabo sin desviaciones. Porque ello permite identificar el por qué de esas demoras o de esos fallos, y qué se puede hacer para solucionar cada problema.