Los españoles seguimos prefiriendo pagar en efectivo

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El último informe del Banco Central Europeo sobre prácticas a la hora de pagar por parte de los ciudadanos de zona euro evidencia la tradicional reticencia en España a pagar en otro medio que no sea en efectivo. Así, una vez más, los usos y costumbres de nuestro país difieren de los de nuestros vecinos comunitarios: los pagos en metálico en España continúan protagonizando la gran mayoría de las transacciones: el 83% de las operaciones, frente al 73% de la media europea.

Aunque con la pandemia, el uso de medios diversos de pago ha crecido como nunca antes. Y casi el 90% de los europeos señala que seguirá utilizando menos efectivo cuando termine.

Por su parte, el uso de las tarjetas se sitúa en el 15% de las transacciones en España, frente al 24% de la eurozona. Aunque parece que el empleo de medios de pago electrónicos está aumentando en España en los últimos años, en nuestro país aún está muy extendido el pago en efectivo, lo que responde a diversos motivos.

El primero es que España tiene una población más envejecida que el promedio de los países de la UE. Se trata de un colectivo que tiene hábitos de consumo difíciles de cambiar, y que por razones de seguridad y confianza prefiere utilizar el efectivo.

Conclusiones del estudio

El Banco Central Europeo (BCE) ha hecho público recientemente el análisis Estudio sobre los Hábitos de Pago de los Consumidores en la Zona del Euro, cuyas claves más relevantes son:

  • Los consumidores utilizan predominantemente el efectivo para realizar pagos en los puntos de venta y entre particulares. Así, el 73% del volumen de operaciones en los puntos de venta y entre particulares se efectuó empleando efectivo, y el 27% restante mediante instrumentos distintos del dinero físico.
  • En términos de valor, las operaciones en efectivo representaron el 48% de todas las operaciones, frente al 41% de las operaciones con tarjeta. Estos datos contrastan con el uso del efectivo en el 79% de las operaciones indicado en el estudio anterior (2016); no obstante, dicho estudio no incluía las operaciones entre particulares y las efectuadas online.
  • Las tarjetas de crédito y débito fueron el instrumento predominante para los pagos no efectuados en efectivo (el 24%).
  • El 38% de las operaciones de pago con tarjetas se realizó utilizando tecnología sin contacto.
  • Los ciudadanos de la zona del euro efectuaron, en promedio, 1,6 pagos en puntos de venta y entre particulares al día, por un importe medio de 25,6 euros por operación.
  • El 48% de los pagos en puntos de venta y entre particulares se realizaron en comercios locales para artículos de consumo diario (tiendas, supermercados y mercados) y el 19% en restaurantes, bares, cafeterías y establecimientos hoteleros.
  • No existe una verdadera unidad en Europa en este tema concreto, ya que el informe muestra que el mix de instrumentos de pago difiere sustancialmente entre países.

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Y otra cosa es la realidad

A excepción de Alemania, para la que no se dispone de datos comparables de pagos remotos (por ejemplo, pagos a través de Internet y abonos de facturas), los resultados del estudio también muestran que el 96 % de las operaciones online se realiza sin efectivo, mediante tarjeta (un 49%), soluciones de pago electrónico (el 27%) y transferencias (un 10%). Y el 4% se realiza con efectivo, es decir, pagando en metálico al recibir la entrega.

Por otro lado, los ciudadanos de la zona del euro realizaron, en promedio, 0,16 operaciones online diarias (a través de Internet, incluidas también las compras por teléfono y por correo electrónico), por un importe medio de 66,9 euros. Y el 89% de los pagos de facturas se efectuaron sin efectivo y el 11% se realizaron mediante billetes y monedas.

Una vez más, queda patente que las encuestas chocan con la realidad. Así el elevado uso real del efectivo contrasta con las preferencias expresadas por los consumidores en relación con los instrumentos de pago; ya que parece existir preferencia por utilizar medios distintos del efectivo.

En efectivo, en España

Casi la mitad (el 49%) de los encuestados señaló que prefería las tarjetas u otros instrumentos distintos del efectivo (frente al 43% del estudio de 2016), mientras que el 27% indicó que prefería los billetes y monedas de siempre (que era un 32% en 2016). Y el 24% restante manifestó no tener preferencia alguna.


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Sobre la importancia del efectivo, el 55% de los encuestados respondió que consideraba importante o muy importante seguir teniendo la posibilidad de pagar en efectivo en el futuro. De ahí que el miembro del Comité Ejecutivo del BCE Fabio Panetta señalase, durante la presentación del informe a los medios de comunicación, que «la libertad de los consumidores para elegir su método de pago es primordial para nosotros. Por ello, tratamos de asegurar que el efectivo sea aceptado, y esté disponible, en cualquier lugar de la zona del euro. A la vez que promovemos la innovación en materia de pagos digitales, incluso en nuestros trabajos relacionados con la posible emisión de un euro digital».

No obstante, el 6,5% de la población española no tendrá acceso al efectivo en un plazo de apenas cinco años. Hablamos, claro está, de la España vacía, donde el número de oficinas bancarias abiertas al público está ya por debajo de las 23.500 al concluir 2020 (año en el que han cerrado unas 5.000 oficinas bancarias), lo que dejará a algo más de seis de cada cien españolas sin acceso a servicios bancarios esenciales, entre ellos el poder acceder a dinero en efectivo depositado en la entidad bajo promesa de libre disponibilidad a través de oficinas y los cajeros automáticos.